Dispositivo de seguridad en una celebración en Líbano. | Reuters - WAEL HAMZEH

TW
0

Millones de musulmanes celebran este miércoles el Aíd al Fitr, la fiesta que pone fin al mes sagrado de ramadán, que este año ha pasado entre luces y sombras con la guerra en la Franja de Gaza sin un alto el fuego.

En el Líbano, al igual que en los otros países de la región, muchos no se han separado de las pantallas de televisión y los periódicos con las imágenes de lo que ocurría en la frontera con Israel y en el enclave palestino, donde más de 33.000 personas han muerto por la ofensiva israelí desencadenada por el ataque del grupo islamista Hamás contra Israel, que causó unos 1.200 muertos. Ahmad, de 32 años, residente en Beirut y oriundo del sur del país, donde se libra el peor conflicto en décadas entre el grupo chií libanés Hizbulá e Israel, afirmó a EFE que tanto antes como después del «iftar» (comida en la que se rompe el ayuno) todo lo que hacen es «ver las noticias y esperar que nuestras casas y terrenos sigan ahí».

Sin las tradiciones El mes de ramadán, que este año ha durado treinta días según el calendario lunar, es el momento en el que las familias, amigos y vecinos se reúnen para comer, hablar, reír y jugar. Pero este año ha sido muy diferente para Ahmad, que prefiere no dar su apellido ni el lugar de donde es originario. «A veces, solíamos ir a nuestra aldea los fines de semana y pasar tiempo con nuestros vecinos o parientes, la mayoría de los cuales están ahora desplazados en Beirut en casas de otros familiares», aseguró.

«No puedo ni imaginarme cómo fue el ramadán para ellos si fue así de estresante para nosotros», dijo. Seis meses de choques en la frontera han dejado ya alrededor de 93.000 desplazados internos del lado libanés y otros 60.000 en el Estado judío, al tiempo que se ha cobrado cerca de una veintena de vidas en Israel y más de 330 en el Líbano. Pese a que se esperaba una tregua para el mes sagrado en la Franja de Gaza que se trasladara a la divisoria libanesa, los intentos por parte de los mediadores han sido en vano, aunque aún queda la fe de que se alcance para este Aíd.

«La mayoría de las veces no ayuno, pero este año sentí la necesidad de hacerlo, supongo que por la necesidad de tener esperanza», sentenció Ahmad. Algo de luz en Irak Para Irak, que ha sufrido décadas de guerra, este 2024 ha tenido una luz especial. El país sufría cada mes sagrado ataques mortales que dejaban decenas de víctimas en atentados reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico, aunque este año no ha habido ninguno que haya sacudido la nación. «Este es el primer mes de ramadán desde 2003 en el que festejamos el ayuno sin explosiones ni ataques sangrientos donde normalmente murieron personas inocentes», indicó a EFE Abdalá Jamis Jalil, de 54 años, que trabaja como profesor de Geografía en un instituto de Bagdad.

Jalil, que se encontraba en un mercado en la zona de Al Mansur en Bagdad, expresó su felicidad por la seguridad: «Me siento aliviado y feliz porque no escuché ningún ataque terrorista durante este mes sagrado, y esto me animó, igual que a muchas personas a ir a las mezquitas para rezar sin miedo». Respecto al Aíd al Fitr, Jalil viajará a Suleimaniya, en la región del Kurdistán iraquí, en el norte del país, para «disfrutar del clima primaveral e ir a las montañas, especialmente porque el gobierno nos dio los días festivos desde el martes hasta el domingo». Lo que queda de semana es festivo en la gran mayoría de los países de Oriente Medio, en el que es habitual hacer donaciones, reunirse con la familia, viajar e intercambiar regalos para celebrar el final del mes sagrado.