Afganistán. Soldados británicos se enfrentan a talibanes en una foto tomada en mayo de 2009 y premiada en el World Press Photo - Reuters

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Las tropas internacionales, con el apoyo de las fuerzas afganas, lanzaron la pasada madrugada una masiva operación militar con 15.000 efectivos contra un bastión insurgente del sur de Afganistán, la mayor ofensiva en cuanto a número de soldados desde la caída del régimen talibán en 2001.

En varios comunicados, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, informó de que en el asalto participan unos 5.000 efectivos estadounidenses -la mayoría "marines"-, 2.000 militares afganos y un gran contingente del Ejército británico apoyado por soldados de Dinamarca, Estonia y Canadá.

La Operación Moshtarak ("Juntos" en lengua dari) persigue desalojar a los talibanes de Marjah, una de las plazas fuertes de los integristas en la extensa provincia sureña de Helmand.

Un comandante del Ejército afgano en esta región, Shir Mohamed Zazi, aseguró a Efe por teléfono que durante los primeros compases de la operación en Marjah y aledaños cinco supuestos talibanes perdieron la vida y ocho resultaron heridos.

Tres soldados estadounidenses encuadrados en la ISAF fallecieron también durante la jornada a causa de la explosión de una bomba de fabricación casera en el sur afgano, pero un portavoz de la OTAN confirmó que el ataque se registró fuera de Helmand, al margen de la ofensiva. UN soldado británico cayó en una explosión.

El ministro afgano de Defensa, el general Abdul Rahim Wardak, ofreció una rueda de prensa en Kabul para informar del desarrollo del asalto militar y dijo que las tropas aliadas por el momento tan sólo se han visto envueltas en episodios de "resistencia esporádica".

"En el flanco este han minado profusamente la zona, así que tenemos que ir despacio en el proceso de limpiar (de insurgentes) el área.

Por ahora el avance sigue según lo previsto", resumió.

El ministro constató que en el pasado las fuerzas extranjeras y afganas han arrebatado a los insurgentes algunos de sus bastiones, pero tras el esfuerzo militar "no había una presencia permanente de las fuerzas de seguridad" que protegiera a los civiles.