madrid. Manifestación por la liberación de Assange en la capital - Reuters

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El presidente de EEUU, Barack Obama, condenó ayer en sendas conversaciones telefónicas con su par mexicano, Felipe Calderón, y el primer ministro turco, Recep Erdogan, los "actos irresponsables" de la organización WikiLeaks, que ha filtrado cerca de 250.000 cables diplomáticos de EEUU.

Según indicó ayer la Casa Blanca en un comunicado, Obama telefoneó a Calderón para felicitarlo por el éxito de México en la organización de la Conferencia de Cancún contra el cambio climático.

En esta conversación, explicó la Casa Blanca, los dos presidentes abordaron la filtración de cables diplomáticos estadounidenses efectuada por la página de internet WikiLeaks, que el comunicado califica de "acto deplorable".

Los dos mandatarios "se mostraron de acuerdo en que estos actos irresponsables no deben distraer a nuestros países de nuestra importante cooperación", indicó la Casa Blanca.

En algunos de los cables publicados hasta ahora por WikiLeaks se destaca que un ex alto funcionario mexicano dio a entender durante una reunión con representantes de la Fiscalía General de EEUU en octubre de 2009 que el Gobierno había perdido el control sobre ciertas partes del país por el narcotráfico.

Además, revelan la desconfianza de EEUU sobre la capacidad de México para luchar eficazmente contra el narcotráfico debido a la rivalidad entre los cuerpos de seguridad, la "generalizada" corrupción oficial y la incapacidad manifiesta del Ejército para reunir pruebas que incriminen a sus detenidos.

En uno de los cables, fechado en diciembre de 2009, la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, pregunta cómo está afectando al presidente Felipe Calderón en su personalidad y su forma de gobernar las noticias adversas de la guerra contra el narcotráfico y la crisis económica.

México sufre desde hace cuatro años una ola de violencia atribuida a una guerra entre los carteles de la droga por el control del mercado local y las rutas hacia Estados Unidos, que se ha saldado con unos 30.000 muertos.

El Gobierno de México ha enviado a unos 45.000 soldados y 20.000 agentes federales a los puntos conflictivos del país, principalmente en la zona norte, fronteriza con Estados Unidos.