abrazo. Lula abraza a Dilma Rousseff, su sucesora - Reuters

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Dilma Rousseff hizo ayer historia al asumir como primera presidenta de Brasil, en reemplazo del popular Luiz Inácio Lula da Silva y con la promesa de continuar su legado, especialmente en la lucha contra la miseria que carcome a millones de personas en el país.

Rousseff, una economista de 63 años afiliada al Partido de los Trabajadores (PT) que creció a la sombra de Lula, su padrino político, fue investida como presidenta para el periodo 2011-2014, cargo que hasta ahora sólo habían ocupado 39 hombres, en un acto solemne celebrado en el pleno de la Cámara de Diputados.

En la misma ceremonia también asumió su vicepresidente, Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), una fuerza que ha formado parte de todos los Gobiernos desde el regreso de la democracia, en 1985, pero que por primera vez ocupa el segundo puesto en una administración.

La investidura perdió algo de brillo por un torrencial aguacero que cayó sobre Brasilia justo cuando la presidenta se dirigía al Congreso.
En su primer discurso, Rousseff subrayó que pondrá énfasis en la continuidad de la obra de Lula, especialmente en los programas sociales que le permitieron dejar el poder con una popularidad récord del 87%.

"La lucha más obstinada de mi Gobierno será por la erradicación de la pobreza extrema y la creación de oportunidades para todos", expresó Rousseff al reiterar una promesa que hizo en la pasada campaña electoral.

La mandataria, que con Lula ocupó los ministerios de Minas y Energía y de la Presidencia, señaló que en el Gobierno de su mentor hubo una gran "movilidad social", pero recordó que subsiste la pobreza que "avergüenza" al país y "le impide afirmarse plenamente como pueblo desarrollado".

Los programas sociales de Lula permitieron que los índices de pobreza bajaran entre 2002 y 2008 del 35 al 24,1%, y que la miseria cayera en el mismo periodo del 13,7 al 6,6%, según datos oficiales.

"No voy a descansar mientras haya brasileños sin alimentos en la mesa, mientras haya familias en el desaliento de las calles, mientras haya niños pobres abandonados a su propia suerte", expresó la mandataria, cuyo discurso fue interrumpido varias veces por los aplausos de los congresistas.

Sus planes siguen la cartilla de Lula, quien hizo de programas sociales como el "Bolsa Familia", el "Mi casa mi vida" y "Luz para todos", las banderas de sus ocho años de Gobierno.

"Vengo para consolidar la obra transformadora del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con quien tuve la más vigorosa experiencia política de mi vida y el privilegio de servir al país", agregó.

Rousseff se deshizo en elogios para Lula.