ATAÚD. Más de 350.000 personas han venerado el féretro de Juan Pablo II, colocado en el centro de la Basílica de San Pedro - Reuters

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EUROPA PRESS RomaUnas 60.000 personas, según estimaciones del Cuerpo de la Gendarmería Vaticana, asistieron ayer a la misa en honor del beato Juan Pablo II, beatificado este domingo por Benedicto XVI, oficiada por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. A la celebración también asistieron diez cardenales, 50 obispos y 800 sacerdotes.La misa comenzó con una procesión de los cardenales, mientras se cantaba el himno del beato 'Abrid las puertas a Cristo' inspirado en las primeras palabras que el Papa polaco pronunció al inicio del Pontificado, el 22 de octubre de 1978.

Durante este año, se podrá celebrar una misa en honor del beato Juan Pablo II en cualquier diócesis del mundo, previa autorización por parte de la Santa Sede.
Sin embargo, en los años siguientes y hasta su canonización, tan sólo se podrá celebrar en la diócesis de Roma y de forma excepcional en las diócesis de Polonia, cada 22 de octubre, según el decreto emitido por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Para la canonización del ya beato Juan Pablo II tan sólo se necesita un nuevo milagro ocurrido después de la beatificación.

El antiguo secretario personal de Karol Wojtyla, el cardenal Stanislaw Dziwisz agradeció al Papa Benedicto XVI la celebración de la beatificación de Juan Pablo II y por haber mantenido "siempre viva" la memoria del pontífice polaco.

Dziwisz destacó que agradece también la elección del día de la Divina Misericordia, que se celebra el segundo domingo de Pascua, para proclamar beato a Juan Pablo II porque así "Juan Pablo II ha pasado a ser el gran apóstol de la misericordia de Dios".

Por su parte, el cardenal Bertone destacó en su homilía que "el diálogo de amor entre Cristo y el hombre ha identificado toda la vida de Karol Wojtyla" y "lo ha conducido, no sólo al servicio de la Iglesia, sino también a la total entrega a Dios y a los hombres que ha caracterizado en su camino de santidad".

Además, el secretario de Estado del Vaticano declaró que "a la luz del Evangelio" Juan Pablo II "leía la historia de la humanidad y los problemas de cada hombre y cada mujer".
Según recordó el cardenal Bertone, Karol Wojtyla "era un hombre de fe, un hombre de Dios, un hombre que vivía de Dios" porque "su vida era una oración continua, constante, una oración que abrazaba con amor cada habitante de la Tierra".

El cardenal Bertone explicó también que Juan pablo II "era un auténtico defensor de la dignidad de cada ser humano y un combatiente de las ideologías político-sociales". Asimismo, el cardenal manifestó la importancia de su oración "como una constante intercesión para toda la familia humana y para la Iglesia" y recordó el empeño del Papa polaco "por la paz en el mundo, por la pacífica convivencia de los pueblos y de las naciones".

Durante la homilía, el cardenal Bertone destacó también la labor de Juan Pablo II "como pastor" y "testigo transparente y creíble que ha enseñado a los cristianos como se debe vivir la fe y los valores cristianos con coraje y coherencia".

Igualmente, el secretario de Estado del Vaticano insistió en que gracias a Juan Pablo II, la Iglesia "ha sabido renovarse e iniciar una nueva evangelización" al mismo tiempo que "ha sabido intensificar el diálogo ecuménico e interreligioso" y encontrar "nuevas vías de un fructuoso diálogo con las nuevas generaciones".

Bertone señaló que "aunque su enfermedad no fue un martirio verdadero, todos han visto cómo se despojó de todo lo que humanamente podría impresionar" hasta "la palabra" y añadió que "sabía que su debilidad corporal hacía ver más claramente a Cristo que actúa en la historia".