A la espera. Un grupo de residentes en Lorca, en uno de los campamentos - Reuters

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El terremoto que el pasado miércoles asoló la localidad de Lorca, de 5.1 grados de magnitud y que, por el momento, ha causado nueve víctimas mortales y más de 300 heridos, podría dejar entre 35.000 y 40.000 afectados, que poco a poco van volviendo a sus casas, según las primeras cifras que baraja el Ayuntamiento.

De hecho, los vecinos podrían estar meses en los tres campamentos habilitados por los servicios de emergencias en el barrio de La Viña, que es el más afectado y que los vecinos denominan ya como 'pueblo fantasma' porque está totalmente desalojado; en el Instituto Ibáñez Martín; y en el Huerto de la Rueda, según las previsiones del consistorio.

Se da la circunstancia que, en ese barrio, algunos edificios que han sufrido destrozos no superan los cinco años de antigüedad.

No obstante, el ayuntamiento ha expresado su convencimiento de que con el apoyo, coordinación y unidad de las tres administraciones el tiempo se pueda ver reducido, pero todo depende de cómo evolucione la situación en las próximas semanas.

En la actualidad, quedan unas 2.000 personas en esos campamentos, ya que muchos ciudadanos han podido volver a sus casas tras la evaluación pertinente que los técnicos han realizado y otros tantos se han desplazado a municipios próximos, a viviendas de familiares o residencias veraniegas.

A ello hay que unir la colaboración y solidaridad del conjunto de la sociedad española y las empresas, que ofrecen tiendas de campaña, frigoríficos y alimentos, entre otras cosas.
Las labores de análisis de los técnicos continuaron durante todo el día de ayer, en un dispositivo formado por más de 200 efectivos y dividido en 26 equipos de siete técnicos, que ya han evaluado el 70 por ciento de los edificios de la localidad.

Además, 12 equipos de diez albañiles con maquinaria ligera están trabajando en las tareas de limpieza y retirada de escombros, cornisas y balcones para garantizar la seguridad en las calles y facilitar el paso a los edificios, bajo la coordinación de un jefe técnico que evaluó, en un primer momento, las infraestructuras. Junto a ellos, seis equipos de bomberos se encargan de las labores de mayor dificultad y riesgo en la retirada de cascotes.

Mientras, los lorquinos, con el susto aun en el cuerpo, afrontan el largo camino de la reconstrucción entre la impotencia y la resignación y también la esperanza de que no ocurra más, que las administraciones cumplan lo comprometido y los servicios públicos se reanuden cuanto antes.

El alcalde de la ciudad, Francisco Jódar, enfatizó ayer que las administraciones seguirán reunidas para "devolver la normalidad" a Lorca, donde, reconoció, "todavía hay mucho trabajo por hacer".

Restablecimiento
El gas natural sigue cortado por precaución, según fuentes municipales, aunque se ha reanudado la línea férrea, reabierto la estación de autobuses y restablecida la recogida de basuras.

Una de las prioridades es que los estudiantes puedan volver a casa. De hecho, el consejero murciano de Educación, Constantino Sotoca, informó de que doce de los centros educativos permanecerán cerrados durante lo que resta de curso (aunque tres mantendrán los pabellones de infantil), lo que obligará a redistribuir a los alumnos sin aulas en otros colegios e institutos.