pontífice. El Papa, a su llegada a San Marino - Reuters

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La riqueza del hombre es la fe, y no sus capacidades personales ni sociales, afirmó Benedicto XVI ayer por la mañana en la homilía durante la misa que celebró con unas 20.000 personas en el estadio olímpico de Serravalle.

El Papa advirtió que sustituir la fe y los valores cristianos por presuntas riquezas conduce al fracaso de la búsqueda del bien y a experiencias como las numerosas crisis familiares agravadas por la fragilidad espiritual de los cónyuges y las dificultades en la formación de los jóvenes.

La concelebración eucarística era el primer acto oficial de la visita pastoral que el Papa realiza a la diócesis de San Marino-Montefeltro, tras llegar al helipuerto de Torraccia procedente del Vaticano a las nueve y cuarto de la mañana.

Después de agradecerles la cordialidad y el afecto con los que le recibieron, el Papa dijo a los sanmarinenses en la homilía que su riqueza "fue y es la fe", y valoró también su "absoluta fidelidad al Obispo de Roma", su atención a la tradición de la Iglesia oriental y su profunda devoción a la Virgen.

Les señaló que "el mejor modo de apreciar una "herencia" es cultivarla y enriquecerla" y les reveló: "En realidad vosotros estáis llamados a desarrollar este precioso depósito en uno de los momentos más decisivos de la historia".

"Hoy, esta misión tiene que enfrentarse a profundas y rápidas transformaciones culturales, sociales y políticas, que han determinado nuevas orientaciones y han modificado la mentalidad, costumbres y la sensibilidad", explicó el Pontífice.

"Tampoco aquí de hecho, como en otros lugares, faltan dificultades y obstáculos, debido sobre todo a modelos hedonistas que ofuscan la mente y amenazan con anular toda moralidad", añadió.

El Papa afirmó que "se ha insinuado la tentación de considerar que la riqueza del hombre no es la fe, sino su poder personal y social, su inteligencia, su cultura y su capacidad de manipulación científica, tecnológica y social de la realidad".

"Se ha empezado a sustituir la fe y los valores cristianos por presuntas riquezas, que se revelan, al final, inconsistentes e incapaces de sostener la gran promesa de lo verdadero, del bien, de lo bello y justo que durante siglos vuestros mayores han identificado con la experiencia de la fe", destacó.