La Restinga - Reuters

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Científicos del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) han constatado una tendencia ascendente de la emisión difusa de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera por el edificio volcánico insular de El Hierro.

Las emisiones han alcanzado las 1.481 ± 37 toneladas diarias; un valor equivalente a 4,35 veces el valor promedio normal considerado para la emisión difusa de dióxido de carbono (CO2) en El Hierro, informó ayer el ITER mediante un comunicado.

Desde el pasado mes de julio los científicos del ITER, organismo dependiente del Cabildo de Tenerife, y en la actualidad formando parte del Instituto Vulcanológico de Canarias (INVOLCAN), han realizado más 7.500 medidas de flujo difuso de dióxido de carbono (CO2) en la isla.

Pueblo fantasma

Por su parte, el pueblo herreño de La Restinga se ha convertido en un pueblo fantasma y, si hace solo un mes sus calles rebosaban turistas y foráneos, hoy apenas ven a algún vecino que se ha regresado a buscar enseres olvidados en alguna de sus dos evacuaciones, después de que naciera un volcán en su costa.

La Restinga, una comarca ubicada al sur de El Hierro de tan solo 600 habitantes, cuya vida está estrechamente ligada al mar, ha quedado suspendida en el tiempo como si de una broma macabra se tratase, ya que ahora solo acoge a científicos, investigadores y al personal de protección civil.

Aunque sus vecinos tienen permiso para permanecer durante el día en el pueblo, desde las 6 a las 18 horas, la realidad es que casi nadie está más tiempo del que le suponga recoger algunos utensilios, poner la colada o dar de comer a sus animales. El silencio sepulcral invade sus calles y solo se escucha el sonido del viento al chocar contra los edificios.

Tanto la bahía como el muelle permanecen vacíos, solo algunas barcas de pequeño tamaño, llamadas "chalanas", flotan solitarias en las aguas verdosas que inundan por completo el puerto y sus pantanales, así como algunos peces que flotan sin vida y se convierten en presa fácil para las gaviotas de la zona.

El volcán ha logrado sacar de sus casas a los vecinos de La Restinga, que ahora ven pasar los días desde el vecino pueblo de El Pinar, a muy pocos kilómetros del suyo.
La erupción ha dejado en tierra a su flota pesquera, ha alejado a los buceadores de sus aguas cristalinas y ha parado por completo toda la actividad económica y turística de la comarca.