Crisis. Las cifras de crecimiento en el cuarto trimestre reflejarán el impacto negativo - Reuters

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El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), el alemán Jürgen Stark, ha advertido de que la "intensificación" de la crisis de la deuda soberana de la zona euro ha extendido el contagio de los problemas desde la periferia hasta los países del núcleo de la región.

Asimismo, en el transcurso de su intervención en el Instituto de Asuntos Europeos e Internacionales de Irlanda, el dimisionario jefe de los economistas del BCE, que cederá su puesto a finales de año al también germano Jorg Asmussen, reiteró su opinión de que los eurobonos, sea cual sea su denominación, "no resolverán la crisis".

"Son momentos muy complicados... La crisis de deuda se ha intensificado nuevamente y ahora se extiende a otros países, incluídos los llamados países del núcleo", aseguró el economista.

Así, Stark señaló que "los eurobonos, incluso llamándose bonos de estabilidad, no resolverán la crisis de deuda en Europa, ya que así no se afrontan los problemas estructurales de algunos países".

De este modo, el economista jefe del BCE reconoció que las cifras de crecimiento de la eurozona en el cuarto trimestre del año reflejarán el impacto negativo de estos factores, aunque apuntó que este debilitamiento será "temporal", por lo que recomendó "evitar hablar de recesión".

Urgen Stark, cuyo mandato expiraba en mayo de 2014, presentó el pasado mes de septiembre su renuncia al cargo que ocupa en el consejo ejecutivo del BCE aduciendo motivos personales, aunque los medios germanos señalaron que la dimisión de Stark, igual que sucedió anteriormente con su compatriota Axel Weber, se debe a su oposición al plan de compra de deuda pública para calmar los ataques en el mercado contra la deuda de la periferia del euro.

Por otra parte, la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings ha asegurado que si la crisis de la eurozona se intensifica, las presiones sobre los bancos de la unión monetaria se trasladarían a sus filiales en la Europa emergente, lo que a su vez reduciría la capacidad de crédito y debilitaría el crecimiento en muchos de sus países, según advirtió en un comunicado.

En concreto, explica que si la situación empeora en la zona euro, las presiones en el capital y la financiación de sus bancos podría forzar a las entidades a recortar la financiación a sus subsidiarias en los países de Europa emergente en mayor medida de lo que justificarían las condiciones locales.