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El Fondo Monetario Internacional (FMI) precisó ayer que necesita ampliar sus recursos en 500.000 millones de dólares adicionales, en reconocimiento explícito a los crecientes desafíos globales que afronta, especialmente ante la crisis de la zona euro.

"El Fondo busca reunir hasta 500.000 millones de dólares en recursos adicionales para préstamos", dijo ayer un portavoz de la institución en un comunicado de un solo párrafo.

Los técnicos del FMI reconocen, además, que las necesidades financieras globales podrían llegar a 1 billón de dólares en los próximos años.

El anuncio sorprendió a los analistas un día después de que la directora del organismo multilateral, Christine Lagarde, emitiera el martes una vaga y escueta declaración en la que informaba que el FMI estudiará opciones para ampliar los recursos destinados a préstamos, sin que precisara una cifra ni plazos.

En la actualidad, el Fondo dispone de una capacidad en torno a los 385.000 millones de dólares, aunque cerca de un tercio ya se ha utilizado en los paquetes de rescates financieros otorgados a Irlanda, Grecia y Portugal.

El objetivo del incremento de los 500.000 millones incluye el compromiso europeo de cerca de 200.000 millones de dólares en un incremento de fondos para el FMI aprobado recientemente, así que la ampliación requerida ascendería a 300.000 millones de dólares.

Los mercados internacionales recibieron con optimismo la noticia, y el euro rebotó un 0,8 por ciento, atraídos por una posible inyección de liquidez en la deprimida zona euro.

Actualmente, la crisis europea es la gran preocupación del FMI, especialmente en un contexto de agudos ajustes estructurales en toda la zona euro y creciente elevación de los costes de financiación.

Por si fuera poco, el Banco Mundial revisó anoche a la baja sus perspectivas para la economía mundial en 2012, en las que subraya que Europa entrará en recesión y su economía se contraerá un 0,3 por ciento, por lo que urgió a las economías emergentes a prepararse para una desaceleración.

Son precisamente estas economías emergentes, con Rusia, China, India y Brasil a la cabeza, quienes se han mostrado más reacias a aumentar sus contribuciones al organismo multilateral, especialmente si no ven incrementada su cuota de poder en el FMI.

Por su parte, Estados Unidos, principal contribuyente al Fondo, ya ha asegurado recientemente que no contempla aumentar su financiación y su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ha reiterado que es Europa quien debe encontrar un modo de arreglar sus problemas.

En su declaración del martes, Lagarde afirmó que "los miembros del órgano ejecutivo dieron la bienvenida al compromiso de Europa de contribuir a sus recursos, aunque remarcaron la importancia de que los cortafuegos y otras medidas europeas sean suficientemente fuertes para hacer frente a la crisis de la zona euro". Es algo que los analistas han interpretado como un reconocimiento de las pugnas internas dentro del organismo internacional.

Por un lado están los miembros de la zona euro que abogan por reforzar la capacidad de respuesta internacional del FMI para calmar la incertidumbre financiera, y por otro los que opinan que es responsabilidad de Europa coordinar medidas para contener los efectos de la crisis de deuda en la región y evitar su contagio global.

Se espera que se alcance un acuerdo antes de la reunión de ministros de Finanzas del G-20 los próximos 25 y 26 de febrero en México.

La propia Lagarde subrayó el pasado mes de septiembre que los recursos del FMI podrían resultar escasos ante la dimensión de los actuales desafíos económicos globales.