El crucero naufragado se ha convertido en una atracción para los turistas - Reuters

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El Gobierno italiano admitió ayer que se ha producido un "daño ambiental", aunque "muy contenido", en el fondo marino de la isla de Giglio por el naufragio del crucero "Costa Concordia", en el que han muerto al menos 11 personas, una veintena siguen desaparecidas y su capitán está en arresto domiciliario.

La posible catástrofe medioambiental que pueda acarrear el naufragio de la nave, que contiene en quince depósitos 2.380 toneladas de combustible, pasó ayer al primer plano de los temores, después de que las tareas de búsquedas de restos de víctimas fueran suspendidas de nuevo por el movimiento del casco.

Al tiempo que se afanan para encontrar la veintena de desaparecidos y pruebas para la investigación, los equipos de rescate observan las previsiones meteorológicas y, sobre todo, las del estado del mar, pues para hoy por la noche se esperan olas de entre 1 y 1,5 metros, que podrían ser, incluso, de más de 2,5 metros el viernes.

El ministro italiano de Medio Ambiente, Corrado Clini fue el responsable de advertir del riesgo de vertido de carburante al mar, que podría extenderse por toda la costa del Tirreno.

Mientras, la polémica sigue rodeando al capitán del crucero, Francesco Schettino, quien pasó ya la primera noche en su casa después de que a jueza que se encarga del caso, Valeria Montesarchio, decidiera su excarcelación y dispusiera el arresto domiciliario al considerar que no existe riesgo de fuga ni de contaminación de pruebas como sostiene la Fiscalía.

El fiscal jefe de Grosseto, Francesco Verusio, quien acusa a Schettino de abandono de la nave, homicidio múltiple y naufragio, compareció hoy ante los medios para anunciar que recurrirá la decisión de la jueza de instrucción.

El capitán fue "malo en la maniobra, en el abandono de la nave, al no haber dirigido las operaciones de rescate, al no haber dado ninguna orden.