Sandy. Una casa inundada tras el paso del huracán en Mantoloking, en Nueva Jersey - Reuters

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El desigual reparto de ayuda, el intenso frío y la falta de gasolina agravaron ayer es la situación de miles de familias de la región de Nueva York, que no contaban ayer con luz ni calefacción y que incluso estaban sin casa tras el paso del ciclón "Sandy".

Cinco días después del paso de "Sandy", el despliegue de las autoridades, organizaciones benéficas y los voluntarios individuales seguía aumentando pero no es suficiente ante la amplitud de los daños, lo que ha hecho crecer la indignación ciudadana.

"Las autoridades deberían estar ayudándonos, pero nadie viene por aquí", se lamentaba ayer un residente de una de las zonas del barrio de Queens más dañadas.

La madrugada de ayer las temperaturas rozaron los cero grados centígrados, pero la sensación térmica era aún peor debido al efecto del viento.

En algunas zonas de Staten Island, Queens, Brooklyn, Long Island y Nueva Jersey había todavía ayer 2,2 millones de abonados sin electricidad.

La Guardia Nacional y la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) prosiguen con su programa de distribución de un millón de comidas preparadas, botellas de agua y otros suministros de emergencia.

La Cruz Roja y otras organizaciones benéficas públicas y privadas se han volcado en el envío de cocinas portátiles, mantas y material diverso a los lugares donde los residentes han perdido o sufrido daños graves en sus casas y siguen sin electricidad.

Incluso ha habido muchos ejemplos de ciudadanos que han cargado sus coches con comida o ropa para repartirlos directamente en las calles o llevarlos a centros locales de distribución.

Los canales de televisión locales están llenos de casos de este tipo, como el de una familia que se quedó literalmente con la ropa que llevaba puesta y cuyo hijo estaba en chanclas.
Al verlo, una ciudadana empacó ropa de abrigo para todos (incluyendo unos calcetines de invierno para el pequeño) y la llevó en persona.

"Necesitamos gorros y guantes, y cualquier tipo de ropa de abrigo", señalaba el responsable de una iglesia de Staten Island, que ha organizado un sistema de almacenamiento y distribución de ayuda privada en el templo.