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Iberia recortará 4.500 empleos, casi una cuarta parte de su plantilla, para volver a la senda de los beneficios, porque "hace agua por todas partes", también en los vuelos de larga distancia, hasta ahora su joya de la corona.

Así de gráfico fue el consejero delegado de Iberia, Rafael Sánchez-Lozano, a los periodistas españoles, para explicar el plan de reestructuración que presentó ayer la aerolínea, aprovechando el "Día del Inversor" de IAG, hólding resultante de su fusión con British Airways, en el que también se dieron a conocer los resultados del tercer trimestre del grupo.

Iberia ha registrado pérdidas récord de 262 millones de euros entre enero y septiembre, y Sánchez-Lozano dijo que la aerolínea está perdiendo dinero tanto en el segmento de corto y medio recorrido como en larga distancia, a un ritmo de 1,7 millones de euros cada día, por lo que "no podemos hacer otra cosa que ajustarnos el cinturón".

El recorte de la plantilla, que afecta a 3.037 trabajadores de tierra, 932 tripulantes de cabina y 537 pilotos, va acompañado de una reducción del 15 por ciento en su capacidad operativa en 2013, para centrarse en las rutas rentables, y una disminución de la flota en 25 aviones, cinco de largo recorrido y 20 de corta distancia, que tiene en alquiler y que devolverá a su propietario.

El directivo precisó que la reducción del 15 por ciento en la oferta, medida en AKO (asientos por kilómetro ofertados), corresponde a un ajuste del 21 por ciento en vuelos de corto y medio radio y del 13 por ciento en el segmento de largo recorrido, donde en el mercado entre Europa y Latinoamérica mantiene una cuota en torno al 20 por ciento.
Las medidas de reestructuración de Iberia incluyen también una reducción salarial de entre el 25 y el 35 por ciento, que saldrá de una combinación de distintos conceptos como sueldos, extras, primas y deslizamientos (antigüedad y progresión). A ello se suma la suspensión de la actividad de mantenimiento a terceros y los servicios de "handling" (servicios en tierra) fuera del "hub" (centro de interconexiones) de Barajas que no sean rentables.

La intención de Iberia es negociar con los sindicatos "haciendo todos los esfuerzos necesarios", pero "el tiempo juega en nuestra contra", advirtió, por lo que si no se alcanza un acuerdo antes del 31 de enero habrá que tomar decisiones "más radicales", que no cuantificó porque son parte del proceso de negociación.

El Gobierno, en palabras de la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, pidió a la compañía, en declaraciones desde Sevilla, "sensibilidad y flexibilidad" a la hora de aplicar la reforma laboral "para evitar despidos". Iberia respondió que tiene sensibilidad pero ha de hacer viable la compañía.