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El Ministerio de Industria, Energía y Turismo no intervendrá en el futuro para frenar posibles subidas bruscas de los precios de la electricidad y dejará las futuras revisiones a merced de los mecanismos establecidos, ya sean las subastas para fijar el coste de la energía o el el nuevo sistema automático de corrección de peajes, indicó en una entrevista con Europa Press el ministro José Manuel Soria.

"Hasta ahora, cuando se producía una diferencia entre los ingresos y costes, el Gobierno tenía la discrecionalidad de compensarlo o no subiendo o bajando los precios", indicó el ministro, antes de recordar que esta situación contribuyó a originar el déficit de tarifa, que en términos acumulados asciende a 26.000 millones de euros.

No obstante, con la reforma se aplicará un mecanismo automático de revisión de peajes en cuanto haya una desviación superior al 2,5 por ciento de los ingresos, con lo que esta circunstancia "se reflejará en los precios" sin que haya "discrecionalidad". "Esto es muy bueno, porque los precios nos estarán dando señales exactas de cuál es el funcionamiento del mercado y cuáles son los costes del sistema", sostuvo.

Pese a confiar en este mecanismo y renunciar a cualquier intervención para evitar subidas, el ministro aseguró que uno de los objetivos de la reforma energética es precisamente evitar subidas del recibo. "Todo el espíritu de la reforma es evitar que el precio de la electricidad hubiera subido en España desde enero de 2012 un 42 por ciento, después de haberlo hecho un 63 por ciento entre 2003 y 2011".

El ministro sostuvo que, con la reforma, "se ha evitado un aumento del 42 por ciento" en el recibo de la luz, frente al 8 por ciento de subida final desde 2012. "Pero si el mercado marca una nueva subida, lógicamente eso lo va a reflejar el sistema, porque si no lo hace estaremos reiniciando nuevamente el problema de generación del déficit y, si esto no se soluciona, tendrá que haber soluciones más drásticas de las que se han adoptado", afirmó.

Soria dijo entender que las nuevas medidas "no gusten" a las eléctricas, a pesar de que "se ha intentado minimizar el perjuicio colateral". "Me habría preocupado más que las eléctricas estuviesen encantadas, porque eso significaría que no estamos resolviendo como teníamos que resolver el problema", aseguró.