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Cada año cien mil conductores dan positivo en la prueba de alcoholemia y, aunque en términos porcentuales las cifras han descendido en el último decenio, beber y conducir sigue siendo un peligroso binomio que provoca muertes y que, además, le va a salir aún más caro al bolsillo del infractor. Para estas conductas, la ley prevé la retirada de hasta 6 puntos del carné y una sanción de 500 euros, pero la próxima reforma de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial, cuyo proyecto ya ha aprobado el Consejo de Ministros, subirá la multa justo el doble.

Los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) facilitados a Efe revelan que de esa cifra alrededor de 100.000 controles dan resultado positivo, lo que supone apenas el 2 por ciento del total de test realizados, según resultados de 2011.

Unas cifras alentadoras, toda vez que han supuesto una reducción de casi un tercio respecto a diez años antes, cuando la proporción de positivos alcanzaba el 5 por ciento.
Controles de verano

Pese a ello, Tráfico recuerda que cada día los agentes de la Guardia Civil detectan un número importante de conductores que se han puesto al volante después de haber bebido, como está ocurriendo este verano, con el consiguiente peligro para la seguridad vial.

Y para evitar riesgos, los agentes de la Agrupación de Tráfico incrementarán este puente festivo los controles de alcohol y drogas, en unas fechas en las que cientos de municipios españoles celebran sus fiestas patronales y miles de ciudadanos cogen el coche para recorrer trayectos cortos.