Tirador. Imagen policial del tirador, de 34 años de edad - Reuters

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Un tiroteo en las instalaciones del Mando de Sistemas Navales de la Marina de EE.UU., en el sureste de Washington, dejó ayer al menos trece personas muertas, incluido el presunto autor, que actuó así por motivos hasta ahora desconocidos.

Siete horas después de que se escucharan varios disparos dentro del edificio 197 de las instalaciones militares (a las 12.20 GMT), todavía hay puntos sin aclarar sobre lo sucedido, como si hubo más atacantes y la motivación, los cuales tratará de esclarecer el Buró Federal de Investigación (FBI), encargado ahora del caso.

Después de mucha confusión con las cifras de fallecidos, el alcalde de la ciudad, Vincent Gray, dijo en una rueda de prensa que son al menos doce y que, con la información disponible, "no hay ninguna razón" para pensar que el tiroteo fue un ataque terrorista. Posteriormente la cifra oficial de vístimas aumentó a trece

Gray dijo también que dos hombres armados y con vestimenta militar, uno de raza blanca y otro negra, están siendo buscados como "potenciales" cómplices, lo que corroboró indicó la inspectora jefe de Policía, Cahty Lanier, en una rueda de prensa.

Sin embargo, la policía metropolitana identificó poco después a la persona de raza blanca y la consideró como "no sospechosa", lo que significa que solo se busca al otro sospechoso.

Según fuentes médicas, entre las personas heridas en el tiroteo está un agente de la Policía Metropolitana, que al igual que dos mujeres se encuentra en estado crítico.
La portavoz de MedStar Hospital Center, al que fueron trasladados algunos heridos, señaló que "el agente de policía trasladado aquí presenta múltiples heridas de bala en las piernas".

"Una de las mujeres tiene una herida en el hombro, la otra heridas en la cabeza y la mano", agregó.

La portavoz dijo que, de acuerdo con lo comunicado por los heridos, en el ataque se usaron armas automáticas.

Los agentes federales han desplegado un ingente dispositivo de seguridad en la zona del Navy Yard, un complejo de la Marina a orillas del río Anacostia en el que trabajan unas 3.000 personas.

La zona se encuentra totalmente acordonada, con la presencia de helicópteros y varios equipos de operaciones especiales.

También se ha decido reforzar la seguridad en varios edificios militares como el del Pentágono, a varios kilómetros de distancia, y donde el aumento de la alerta solo se ha tomado como "medida de precaución", debido a que la situación aún no está controlada.
El Senado decidió también suspender su jornada de trabajo con antelación ayer debido a que se mantiene la alerta tras el tiroteo, después de que se recomendara a los legisladores no abandonar los edificios del Capitolio por seguridad.

El alcalde de Washington y la inspectora jefe de la ciudad tenían previsto ofrecer otra rueda de prensa para añadir detalles.

El tráfico aéreo del aeropuerto de Ronald Reagan, cercano a las instalaciones, estuvo suspendido por algún tiempo, pero poco después reabrió sus operaciones.

Además, una decena de colegios del área de Washington se mantuvieron cerrados con los alumnos en el interior como medida de cautela.