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Siguiendo la regla de que las personas valoran siempre aquello que no tienen, el dinero es ahora, en época de crisis, la prioridad principal de los españoles para conseguir la felicidad, aunque a pesar de las dificultades económicas más de la mitad de la población se sigue declarando satisfecho con su vida.

Y es que la salud y el amor siguen siendo también factores determinantes para que, junto con el dinero, las personas conformen un «triángulo de equilibrio» que les aporte esa sensación de bienestar que se traduce en felicidad.

Estas son las principales conclusiones del segundo informe de la felicidad elaborado por el Instituto Coca-Cola de la Felicidad a 3.500 personas, presentado ayer por su presidente, Carlos Chaguaceda, y el científico Eduardo Punset, que ha subrayado que «la crisis no ha pasado en vano» y ha tenido una influencia tan grave como para alterar las dimensiones de la felicidad.

Aún así, un 54 por ciento de los españoles sigue declarándose feliz con su vida en 2013, una cifra que ha aumentado dos puntos con respecto a 2010 porque, según Chaguaceda, la gente ya ha «ajustado» sus expectativas económicas a la situación actual y es feliz «con la que está cayendo».

Lo que sí ha variado en estos últimos años es el orden de las prioridades de los ciudadanos para ser feliz: mientras en 2007 la salud (37 por ciento) era el ingrediente principal en esta receta, seguido de amor (32 por ciento) y dinero (17 por ciento), en 2013 este último sobresale por encima de los demás (36 por ciento).

Este retrato de la felicidad dibuja a un español feliz -no hay diferencia entre hombres y mujeres- de entre 26 y 35 años (26 por ciento), con pareja (81 por ciento), que trabaja actualmente (63 por ciento), que vive en compañía de sus hijos (48 por ciento) y con mascotas en casa (56 por ciento) y con una alta confianza y seguridad en sí mismos (74 por ciento).

Extremeños, aragoneses, navarros y cántabros se consideran más felices, aunque el resto de comunidades también se sitúan por encima del 50 por ciento.

Ser feliz ayuda a tener una visión más positiva del futuro y por ello el 67 por ciento cree que su situación personal irá a mejor o seguirá igual en los próximos meses, el 74 por ciento está convencido de que el futuro le traerá más cosas buenas que malas y el 43 por ciento opina que la situación económica de España mejorará el próximo año o se mantendrá igual.

«Somos pesimistas a nivel general, pero optimistas en lo nuestro», ha advertido Chaguaceda.

El informe subraya que desde el inicio de la crisis se ha observado un descenso en los índices de felicidad de los desempleados mayor que el de los que tiene trabajo.