El ministro de Educación, José Ignacio Wert; El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría; y la presidenta de la Fundación CYD, Ana Patricia Botín, durante la presentación oficial del informe sobre universidades y desarrollo | J.J. Guill/EFE

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El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, avisó este lunes de una situación «alarmante» en la formación de los españoles, ya que el nivel de competencias de los titulados japoneses de secundaria superior es más o menos igual que el de los graduados universitarios de aquí.

Esto es «una desventaja comparativa muy importante», por lo que la OCDE está empezando a desarrollar con el ministro de Educación, José Ignacio Wert, y otros departamentos del Gobierno una estrategia de competencias que pueda «corregir este déficit», para hacerlas «más pertinentes» y respondan a «las necesidades del mercado laboral», según Gurría.

Ambos intervinierono en la presentación del décimo informe anual de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) «La Contribución de las Universidades Españolas al Desarrollo 2013».

«La calidad de la educación y la adecuación de la educación al mercado es el desafío de las universidades españolas», subrayó Gurría, algo en que todos los organismos públicos y privados deben trabajar.

La calidad de la formación universitaria española dista todavía «mucho» de alcanzar la de otros países, para que los titulados puedan enfrentarse a los problemas y retos de la vida real.

La compresión lectora, la capacidad de cálculo y la resolución de problemas en España «dejan mucho que desear», insistió a la vista de los resultados de la Evaluación Internacional de la población adulta de entre 16 y 15 años (Piacc) de 2013.

La adecuación de las competencias respecto de lo que el mercado está necesitando, «que no es un tema absoluto», significa adquirir conocimientos, saber aplicarlos y que sean pertinentes.

De ahí, la necesidad de mejorar ante un contexto internacional cada vez más competitivo, insistió, pues un mayor grado de formación reduce «drásticamente» el riesgo de desempleo.

Para conseguir unas universidades de más calidad, defendió su especialización, pues las españolas tienden a ser generalistas «excesivamente», y apostar por la investigación.

Existe un fuerte sesgo academicista y teórico en las enseñanzas universitarias, advirtió.

Sobre profesorado, indicó que es otro aspecto de colaboración público-privada para atraer a los de mejor nivel.

En relación con la financiación, puso el ejemplo de los países donde pagar por ir a la universidad pública «no es tabú», sino que se analiza la capacidad socioeconómica de cada uno de los jóvenes; cuando no tienen recursos, se les aplican «becas-crédito» que puedan devolver cuando trabajen.

El ministro Wert, por su lado, subrayó la «insostenibilidad» del modelo de financiación de las universidades, no de las españolas o incluso las europeas, sino en general, pues resulta «difícil de mantener» con el crecimiento exponencial del alumnado.

Las universidades públicas españolas han tenido que trabajar con 1.300 millones de euros menos entre 2009 y 2012.