Doce instructores de vuelo aprenden las técnicas más exigentes de pilotaje con este avión en la base aérea militar de Galatina, en la provincia de Lecce, la única en el país que ofrece este tipo de adiestramiento. | Efe

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El comandante del Ejército del Aire de España Francisco José Zarza es el primer piloto español instructor de aviones de combate que se adiestra en Italia para pilotar cazas como Eurofighter o F-35, con la aeronave de entrenamiento M-346, una de las más avanzadas.

Esta formación se realiza también en otros países pero esta es la primera vez que España elige Italia para que un piloto instructor de sus Fuerzas Armadas amplíe sus conocimientos en el vuelo de cazas de última generación.

Zarza explica en una entrevista a EFE que este programa que cursa desde agosto aborda ejercicios «específicos» e incide en maniobras de combate «aire-aire y de ataque a tierra».

Junto a él, otros doce instructores de vuelo de Estados Unidos, Francia, Austria e Italia aprenden las técnicas más exigentes de pilotaje con este avión -que las Fuerzas Armadas italianas llaman T-346A- en la base aérea militar de Galatina, en la provincia de Lecce (sur), la única en el país que ofrece este tipo de adiestramiento.

El M-346 es uno de los aviones más completos que existen actualmente en el mercado, está fabricado exclusivamente en Italia por la compañía Leonardo y ya ha sido vendido a Israel, Polonia y Singapur.

Es un avión biplaza, tecnológicamente muy avanzado, capaz de dotar a los aviadores militares de las capacidades necesarias para manejar en situaciones reales de combate aeronaves de nueva generación.

«Este avión lo que hace es reducir el salto que hay entre un (avión) entrenador y un avión de cuarta o quinta generación», señala este comandante español, nacido en 1981 en Pilas, en la provincia de Sevilla.

Zarza, que acumula más de 1.800 horas de vuelo, la mayoría en aviones de combate F-18 y F-5, fue durante cuatro años instructor de vuelo en España y ahora ha sido destinado a esta base militar, considerada uno de los referentes en entrenamiento militar a nivel internacional.

El curso termina en junio y después permanecerá otros tres años en Italia, enseñando a otros pilotos a utilizar esta aeronave de extrema maniobrabilidad.

En la base italiana, el coronel Luigi Casali señala a Efe que el M-346 «supone un salto generacional en la formación de pilotaje» porque permite «un sistema de formación integrado avanzado».

La base en Galatina, que comenzó a ser una escuela de entrenamiento de pilotos en 1946, tiene este año cerca de 90 alumnos que se forman en distintos niveles, dependiendo de sus aptitudes, en el manejo de aviones de transporte, helicópteros y cazas, estos últimos exigen una preparación superior.

El curso de pilotaje de aviones de combate dura 35 semanas y cuenta con «unas 90 horas de prácticas en simuladores y otras 90 de vuelo», que se realizan con los quince M-346 de los que dispone la base, aunque la flota se ampliará a 18 modelos a principios del próximo año.

Zarza y el resto de instructores ya han terminado las clases teóricas y ahora practican con simuladores.

Los primeros son ordenadores en los que los pilotos se familiarizan con los comandos de la aeronave a través de programas informáticos que asemejan un videojuego.

Si finalizan las misiones asignadas sin fallos, pasan a los simuladores de mayor complejidad hasta llegar al simulador más completo, previo paso a la utilización del avión.

Este simulador cubre al piloto 360 grados con una pantalla de alta definición que reproduce un paisaje real y que da la sensación de estar manejando un caza.

El comandante de la base, Casali, subraya que la cabina de mandos es una réplica de la del M-346 y que en su interior los pilotos se valen de un casco con tecnología integrada con el que ven en el visor, en tiempo real, claves como la altitud, la velocidad, la dirección o la distancia con otros aviones. Esto les permite dedicarse a las misiones sin tener que desviar la mirada a los instrumentos de vuelo.

Para dar más realismo a la simulación, pueden también utilizar los trajes antigravedad que los pilotos usan habitualmente en situaciones reales para oprimir ciertas partes de su cuerpo, mantener el riego sanguíneo en el cerebro y no perder el conocimiento cuando realizan maniobras bruscas.

Las lecciones con simuladores se completan con las clases de vuelo en las que los pilotos cumplen diversas tareas, acompañados por un instructor.

Las maniobras se registran en todo momento informáticamente y se proyectan luego en una pantalla en clase, donde se analizan los errores para corregirlos en el siguiente ejercicio en el aire.

Después de ocho meses, los pilotos militares se gradúan con las habilidades y los conocimientos necesarios para volar los cazas más modernos.