TW
0

La salida de los cinco diputados de Podemos que se encontraban en el grupo parlamentario de Sumar en el Congreso con dirección al grupo mixto ha hecho tambalearse los cimientos de la coalición que lidera Yolanda Díaz, pero la onda expansiva no ha tumbado las conversaciones entre la vicepresidenta y los morados para concurrir unidos a las elecciones gallegas y vascas de 2024. Al menos por ahora, tanto Podemos como Sumar mantienen abiertas esas negociaciones, aunque lo cierto es que fuentes de ambas organizaciones reconocen que van mal. Las europeas son harina de otro costal, y todo el mundo da por hecho que Podemos y Sumar concurrirán por separado.

Las elecciones autonómicas en Galicia y el País Vasco aún no tienen fecha, aunque el convencimiento generalizado en los círculos políticos es que el presidente gallego, Alfonso Rueda, romperá la tradición de los últimos años y las adelantará a febrero o marzo, lo que evitaría que coincidieran con las vascas, como ocurre habitualmente. El calendario más acuciante para la izquierda no nacionalista es, por tanto, el de Galicia, donde hace cuatro años el batacazo de la alianza de Podemos, IU y Anova fue tan grande que pasaron de ser segunda fuerza parlamentaria a quedarse sin ningún escaño.

Sumar y Podemos, por tanto, parten de cero para conformar una candidatura que consiga que la izquierda no nacionalista a la izquierda del PSOE la representación en el Parlamento de Galicia. El escenario no es precisamente sencillo: a la debilidad orgánica de ambas formaciones (y de IU) en la comunidad se une el buen momento que atraviesa el BNG desde hace cuatro años, cuando consiguió asentarse como segunda fuerza superando a los socialistas. Las encuestas prevén que los nacionalistas vuelvan a obtener un gran resultado en 2024, lo cual reduce el espacio electoral de una opción como la de Podemos y Sumar.

Esa debilidad, no obstante, es un buen acicate para que la izquierda a la izquierda del PSOE no se fracture en más de una candidatura para esas elecciones, y de ahí que las conversaciones entre Sumar y Podemos —que están pilotando las direcciones autonómicas— no se hayan roto. Pero lo cierto es que, por ahora, ha habido muy pocos avances, y los recelos entre ambas organizaciones son patentes: fuentes de la dirección de Sumar aseguran que no van a firmar un acuerdo que no les convenza solo por conseguir "la unidad por la unidad", mientras dirigentes de la cúpula de Podemos replican que su condición irrenunciable es la que ya han manifestado desde hace meses: que no haya "vetos" y que las listas se elijan por "primarias".

Solo una oferta fallida

Por el momento tan solo ha habido un intento fallido de llegar a un acuerdo: la oferta realizada por los morados a Sumar de dividir a partes iguales la representación y los recursos en la candidatura, de manera que Podemos, IU y el partido de Díaz se quedarían con un 33% cada uno. Sumar ha rechazado esta fórmula y argumenta que las negociaciones no pueden comenzar por el reparto de las listas, aunque eso es precisamente el grueso de lo que se negocia en cualquier coalición.

Los morados se quejan de que, a apenas dos o tres meses de que se celebren las elecciones —si se cumplen las previsiones de adelanto electoral—, Sumar no esté planteando ni siquiera quién quiere que sea su candidato. Y fuentes de Podemos sospechan que Sumar está dilatando las conversaciones para restar margen de maniobra a los morados, pese a que el reloj corre.

De fondo se encuentra, no obstante, la misma cuestión que ha sobrevolado desde hace muchos meses la relación entre Sumar y Podemos: las diferentes concepciones de quién tiene un mayor peso y, por tanto, debe llevar la batuta en una eventual alianza. En Galicia, desde luego, ninguna de las dos fuerzas está para presumir de su implantación territorial, aunque fuentes próximas a Yolanda Díaz espetan que Podemos solo cuenta con en torno a 200 afiliados en la comunidad frente a los "más de 3.000" inscritos que, dicen, tiene Sumar. Esas cifras son incontrastables: ninguno de los dos partidos facilitan el detalle de sus censos.

En Euskadi, Podemos está más fuerte

La situación en el País Vasco es notablemente distinta. En las elecciones autonómicas de 2020, Elkarrekin Podemos —la coalición de Podemos e IU en esa comunidad— obtuvo seis escaños en el Parlamento Vasco, y aunque la marca está lejos de repetir el 14,7% de los votos que consiguió en 2016, aún tiene cierta fuerza e implantación territorial. Especialmente si se compara con Sumar, que acaba de fundarse en el País Vasco y cuya única cara visible es precisamente el ex secretario general de Podemos en esa comunidad, Lander Martínez, ahora una de las manos derechas de Díaz en la construcción de su partido.

Fuentes moradas reivindican su mejor situación en el País Vasco para exigir que cualquier acuerdo de coalición con Sumar allí respete su preponderancia, y recuerdan que el de Euskadi fue uno de los peores resultados de Sumar en las pasadas elecciones generales, ya que Díaz perdió dos de los tres diputados que tenía Unidas Podemos y solo retuvo el de Bizkaia. Para Podemos es vital mantener la marca, Elkarrekin ("juntos" o "unidos", en castellano), que no ha sufrido un desgaste tan fuerte como la ya superada Unidas Podemos, y también que se respete su "autonomía", es decir, no estar sujetos a las directrices de la vicepresidenta.

Sumar insiste en que, al igual que en Galicia, no va a "tutelar" la decisión que pueda tomar su dirección autonómica, aunque admite que la situación gallega es diferente a la del País Vasco. Y la dirección vasca Podemos, consciente de su posición de fuerza, hizo público el miércoles un comunicado en el que califica a Elkarrekin como un "sujeto aglutinador e integrador" para la izquierda vasca no nacionalista e insiste en que "la unidad no puede construirse de cualquier manera".

"El momento político requiere de altura de miras y responsabilidad", y "ante un acusado cambio de ciclo político en Euskadi, nuestro espacio no puede dar la espalda al diálogo y a la negociación", plantea Podemos, que sin embargo señala "tres ingredientes fundamentales" para evitar "la división del espacio". El más importante de todos ellos es, precisamente, "respetar la realidad y los equilibrios existentes en Euskadi", o lo que es lo mismo, que Sumar no pretenda asumir un papel protagonista donde apenas existe. Además, los morados piden "dotar de herramientas democráticas al espacio" y salvaguardar la "plena autonomía política para los sujetos de la coalición".