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La temperatura del mar no para de aumentar. Así lo constató un informe de la NASA que definió este fenómeno de la siguiente manera: "El océano tiene fiebre". Pero ¿qué consecuencias pueden tener estos cambios drásticos?

"Imagínate que el mar es un bidón de gasolina y que una DANA, una borrasca o un frente frío es una cerilla que lanzas a ese bidón". De esta manera Francisco Martín, meteorólogo de Meteored, trata de explicar a 20minutos.es el riesgo de este aumento. "En este caso, la reacción sería la formación de nubes potencialmente generadoras de precipitaciones que dejarán temporales como los que tuvimos en septiembre".

En su comparativa, Martín detalla que esta reacción tan drástica viene dada por los mares que, encontrándose cálidos y húmedos, se convierten en "gasolina de primera" para los fenómenos adversos. Este estado térmico y de humedad, según el meteorólogo, se ha alcanzado con la suma de cuatro factores fundamentales.

En primer lugar, Francisco Martín destaca que es importante tener en cuenta que los mares y océanos son "grandes almacenes" de la energía sobrante en la Tierra, retenida por los gases de efecto invernadero. "En torno al 80-90% se almacena en ellos, y el resultado final es que la temperatura de sus aguas aumente", asegura, añadiendo que "como consecuencia, como los mares tienen más calor, el aire recibe más vapor de agua".

Consecuencias para el ecosistema marino

"También hay que valorar el fenómeno del Niño, que es como una inyección extra de calor y vapor", continúa explicando. Además, "desde mayo se ha producido una disminución de los vientos en el Atlántico norte, por lo que este se calienta más de lo normal al recibir una mayor incidencia del Sol".

Por último, el experto resalta un dato que considera relevante en este proceso de calentamiento: "Desde hace un tiempo se ha impuesto a los barcos mercantes una reducción de las emisiones de dióxido de azufre y aerosoles asociados. Estas partículas impedían la llegada de los rayos del Sol a los mares, por lo que ahora han llegado con mayor efectividad a la superficie marina".

El total de esta suma tendría como resultado, por lo tanto, el aumento del calor y del vapor en el agua, cuya consecuencia, a parte de las fuertes precipitaciones mencionadas, reside también en el ecosistema marino. "Este año, entre el 40 y el 50% de los océanos han experimentado olas de calor marinas, que son exactamente iguales a las nuestras, y tiene la misma consecuencia para el ecosistema: genera estrés en las plantas, en los peces y en cualquier material viviente".

"El océano tiene fiebre"

En esta misma línea, la NASA emitió en septiembre un informe publicado por el Earth Observatory en el que advertía de que "el fenómeno de El Niño desarrollándose en el Pacífico junto al calentamiento global a largo plazo" habían estado "elevando constantemente las temperaturas de los océanos en casi todas partes durante un siglo". Así lo anunció junto a un estudio de Josh Willis, oceanógrafo del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL), en el que el experto señalaba que "hay muchas cosas que afectan las temperaturas de la superficie del mar en el mundo".

Según se indica en el documento, la alerta empezó en marzo y abril de este año, cuando los científicos comenzaron a señalar que las temperaturas promedio de la superficie del mar habían superado por 0,99ºC los máximos registrados por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Para el 21 de agosto de 2023, la diferencia entre las máximas de años anteriores y las actuales ya superaba los 3ºC. "Gran parte de las regiones central y oriental del Pacífico ecuatorial eran inusualmente cálidas", lo que se interpretó como una señal de desarrollo de un nuevo fenómeno de El Niño.

"También había grandes extensiones de agua cálida en el Pacífico noroeste, cerca de Japón, y en el Pacífico noreste, cerca de California y Oregón. Partes de los océanos Índico, Austral y Ártico también mostraron una calidez inusual", añaden los científicos.

El fenómeno de "la fuerza humana"

Por su parte, Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, atribuye este fenómeno a "la fuerza humana". "El hecho de que hayamos puesto una cantidad tan enorme de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde el comienzo de la era industrial" es la razón que, para el director, justifica esta tendencia.

Schmidt también señala que factores como el clima y los patrones del viento o la distribución de polvo y aerosoles tienen efectos a corto plazo sobre las temperaturas de la superficie del mar, ya que este absorbe el 90% del exceso de calor generado por su emisión.

"La humanidad ha abierto las puertas del infierno"

Fue el pasado 20 de septiembre cuando Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, presentó su Agenda de la Aceleración ante la advertencia de que la tarea de la solución climática es "urgente".

En este contexto, aseguró que los últimos acontecimientos habían provocado la apertura de "las puertas del infierno". "Todavía podemos construir un mundo con aire limpio, trabajos verdes y una energía limpia asequible para todos. El cambio hacia adelante es claro. Ha sido forjado por luchadores y pioneros", aseguró en un mensaje esperanzador.

Temperaturas récords para empezar el otoño

El aumento de las temperaturas a nivel global ha hecho que los últimos días de septiembre y los primeros de octubre batan un nuevo récord en el área mediterránea, donde la media ha alcanzado los 20,9ºC. Mayores aún han sido en el Atlántico norte, que con 24z5ºC ha registrado una anomalía de casi 1 grado con respecto al promedio registrado.

Fue la boya de Dragonera la que comenzó octubre de la manera más calurosa, con 27,04ºC registrados el primer lunes del mes.