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Eivissa dejó de ingresar la temporada pasada 2.400 millones de gasto turístico. Se dice pronto, pero es una caída sin precedentes equivalente a más del 80% respecto la temporada 2019. Por este motivo, en otoño del año pasado, a instancias del Consell d’Eivissa, se organizó un foro en torno a sectores empresariales e interlocutores sociales.
Un foro en el que han tenido cabida los partidos de gobierno de la institución y también se ha dado protagonismo al resto de fuerzas política de la oposición. Ha sido una movilización en torno al objetivo común de una Eivissa segura para la temporada 2021.

Desde el foro al que me he referido, el diciembre pasado se presentaba a la sociedad una primera versión del documento, aunque para los que lo estamos coordinando ya fuera la quinta.

Es un documento en permanente actualización, y tras entregar esta semana a Francina Armengol una copia de la versión número seis, ya podríamos estar pensado en la séptima.
En Eivissa, como he dicho, tenemos un plan, pero no es sólo para nuestra isla sino que es plenamente aplicable al resto de las islas, pues la hoja de ruta incluye propuestas que, en la mayoría de los casos, son competencias de otras administraciones y, muy especialmente, del Govern balear. Es decir, Eivissa no quiere ir por su lado y pone a disposición del resto de las islas todo el trabajo colaborativo –con aportaciones empresariales, sindicales y sociales- que se ha hecho.

Los ejes de la hoja de ruta pasan por mantener los controles, en puertos y aeropuertos, más allá del 9 de mayo, en el que finaliza el estado de alarma, llamando la atención sobre la importancia en que estén convenientemente dimensionados; incluye propuestas para el formulario que rellenamos actualmente al acceder a nuestras islas; propone una mayor y mejor comunicación con aerolíneas y navieras en cuanto a la información sobre los requisitos de entrada; propone sanciones para los accesos irregulares; también una separación en cuanto a la información sobre la incidencia acumulada individualizada por isla y que la mala suerte de una no arrastre a las otras; alerta sobre cómo actuar si la incidencia acumulada es superior a la tolerada, en el país de residencia de nuestros visitantes, y evitar cierres o cuarentenas; por último, señala la importancia capital de la comunicación de todo lo que ya estamos haciendo bien.