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Observamos como, día a día, empresas emblemáticas de nuestros pueblos y ciudades cierran sus puertas porque no tienen relevo generacional, porque están en crisis o porque las ofertas por sus locales son tentadoras. Este hecho hace que el paisaje de nuestras calles pierda el carácter local de sus mostradores, la originalidad de sus carteles, el trato amable a los clientes y la imposibilidad de encontrar productos de cercanía, haciendo de nuestras calles comerciales una copia de las calles de otras ciudades en las que los escaparates son iguales, con las mismas campañas, sin atención personalizada e invadiendo los rincones más queridos por los residentes y visitantes.

En este contexto, las cooperativas de trabajo aportan la posibilidad de reconvertir estas empresas en crisis en empresas en las que las personas trabajadoras asumen la gestión asociadas entre sí para afrontar en colectivo un proyecto empresarial viable del que son propietarias y trabajadoras a la vez, con empleos estables y de calidad.

Partiendo de los valores y principios del cooperativismo se constituyen empresas flexibles en la organización y funcionamiento, que concilian la vida laboral y personal, que están arraigadas en el territorio y son socialmente responsables. Por lo tanto, la ética y la solidaridad son los ejes que vertebran nuestras cooperativas.

Reinventarse, transformarse y adaptarse es lo que hacen los trabajadores y trabajadoras de una empresa mercantil que se convierte en cooperativa: dan una segunda vida a esta empresa y se convierten en sucesores propietarios a la vez que conservan sus empleos: comparten colectivamente riesgos, responsabilidades y beneficios. Constituir una cooperativa de trabajo es entrar a formar parte de la economía social, una economía que coloca a las personas en el centro, por lo que todo gira en torno a éstas.

Además, los emprendedores cooperativos disponen de una serie de ayudas y subvenciones que les permiten afrontar el nuevo reto con garantías de éxito y sintiéndose acompañados en todo el proceso, además de las entidades representativas de las cooperativas de trabajo que dan cobertura, asesoramiento y tramitación de las gestiones y ayudas tanto para facilitar la constitución como para acompañar a las cooperativas que ya están en funcionamiento.Es importante que los empresarios que no van a dar continuidad, por las razones que sea, a su proyecto empresarial, sean conocedores de la fórmula cooperativa y se la ofrezcan a sus trabajadores, que han sido imprescindibles en la construcción de su empresa. Y los trabajadores deben saber que hay alternativas, que pueden ser los protagonistas de una segunda vida para la empresa desde el autoempleo colectivo.

Compartir, en lugar de competir. Cooperar, en lugar de rivalizar. Colaborar, en lugar de impedir. Cooperativa, esa es la idea.