Desde el colectivo reinvindican la necesidad de revalorizar el producto forestal para reactivar el propio sector.

TW

Menorca en general y las fincas en particular, dibujan un mosaico agroforestal donde conviven en frágil equilibrio la actividad agroganadera, la forestal y el medio natural.

Aproximadamente la mitad de la superficie, está ocupada por cubiertas forestales, casi un 60 por ciento corresponde a superficie forestal arbolada y un 40 por ciento a matorral y vegetación baja. Son datos del último informe encargado por la Asociación Forestal de Menorca (ASEFOME) titulado ‘Evaluación de la realidad actual y perspectivas de futuro del sector forestal insular y las empresas que prestan sus servicios’, una entidad que aglutina a todas aquellas empresas que ofrecen servicios profesionales relacionados con la gestión forestal e integrada en la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Menorca. Y es que el sector forestal ha tenido siempre un papel destacado en la supervivencia y desarrollo de la humanidad desde tiempos pretéritos. Bien sea para extraer madera para construir, bien sea para calentarse o alimentarse, el bosque ha formado parte de la vida aunque en los últimos cien años, haya pasado de proveedor de materias primas y ocupación a proveedor de servicios ambientales con el desarrollo de un sector terciario en su vertiente más paisajística y menos extractiva.

Ante la escasa productividad de los bosques en el contexto medioambiental insular, los servicios que presta ASEFOME constituyen una función protectora y social de la naturaleza, participando en la cadena de valor de la biomasa vegetal.

ACTIVIDAD. La actividad principal de las empresas que forman parte de ASEFOME se debe entender en los trabajos de aprovechamiento, extracción, recolección, almacenaje o valoración material tal y como explica su secretaria general, Núria Pons. Las labores que llevan a cabo consisten principalmente en el desbroce de sotobosque, la poda y tala de árboles, el desbroce de caminos y torrentes, el control de plagas, la intervención en catástrofes naturales o la comercialización de leña, entre otros trabajos.

«También hay empresas de este mismo colectivo que se dedican a una primera transformación forestal en la que podemos encontrar desde la producción de pellet o astilla para usos energéticos o agroganaderos, como el compost, hasta la fabricación de tablones o usos madereros», añade Pons.
Desde ASEFOME apuestan por la gestión público privada del sector forestal y en este sentido, en 2023, el Consell Insular de Menorca estableció por primera vez un convenio de colaboración con el sector empresarial lo que permitió que el pasado mes de diciembre, por ejemplo, pudieran organizar unas jornadas de capacitación forestal en Catalunya. Unas jornadas cuyo objetivo fue de mejora de sus competencias en materia de prevención de incendios, de conservación de la biodiversidad y contribución al freno del cambio climático con maquinaria pequeña. «El contacto con otras empresas, técnicos y administraciones públicas del sector nos ayuda a tener una visión de conjunto en las labores de prevención donde intervienen las empresas forestales para poder hacer una gestión sostenible de los bosques y recuperar zonas de cultivo», explica Pons.

La entidad también se ha propuesto trabajar codo con codo con la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural del Govern de les Illes Balears en la defensa de los intereses del colectivo, en materia de normativas y regulaciones así como en el acceso a subvenciones y ayudas o la formación. Hace escasamente un mes, ASEFOME se reunió con el Conseller, Joan Simonet, y la Directora General de Medio Natural, Anna Torres, y establecieron las bases para trabajar conjuntamente para mejorar la gestión forestal de Menorca.

REACTIVACIÓN. Una de las reivindicaciones de este colectivo es la necesidad de revalorizar el producto forestal no solo para contribuir a reactivar el propio sector sino para poder obtener una rentabilidad que permita gestionar los bosques de forma eficiente y constante pero sobre todo, de manera preventiva.

«El interés por la biomasa de la isla procedente de la gestión forestal sostenible así como de restos agrícolas y de poda, era una medida que había estado contemplada en la estrategia de descarbonización de la isla pero que ha quedado en segundo término en favor de otras energías», destaca Núria Pons. «El reto de futuro consiste en incorporar ayudas agrarias para la mejora de la productividad, rentabilidad y competitividad del sector forestal de modo que procure su integración en la economía y empleo verde en el desarrollo rural sostenible, contribuyendo a la diversificación económica en el medio rural», concluye.