Fotograma de esta película de terror psicológico.

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El proceso creativo y de filmación de la producción balear La cueva , rodada por Alfredo Montero en Formentera en 2012 en tan solo 17 días, fue «extraño». Esa primera versión de esta cinta de terror y filmada 'cámara en mano' -al estilo de REC o El proyecto de la bruja de Blair - debutó en Sitges con «gran aceptación». Allí, el productor Juan Gordon ( Celda 211 ), de Morena Films, se interesó por esta película, pero «quería darle otro ritmo». Por ello se rodaron más escenas y «se descartaron errores, se mejoró en acción». El festival MareMostra estrenó ayer en CineCiutat esta versión de La cueva , que llegará a los cines el 11 de julio y tendrá un remake en Estados Unidos.

El argumento de La cueva es «sencillo, pero intrigante», lo que comienza con un viaje de cinco amigos a Fomentera, con «fiestas, vespas, alcohol y sexo», se transforma después en un thriller «angustioso, es entonces cuando empieza la verdadera película», relata Montero. El escenario «es natural, la encontré mientras buscaba cuevas para el rodaje». La primera filmación «fue dura, pero en cuanto llamé al reparto para el segundo rodaje, ninguno lo dudo y repitieron la experiencia, que fue muy dura, creo que es la única película en la que se empleó maquillaje para tapar las heridas y los rasguños», añade.

Así, el cineasta ha trabajado en un mismo filme pero desde el prisma del cine low cost y del más comercial, con más medios. «Primero rodé la película que pude hacer, y con Morena Films hice La cueva que había soñado», confiesa el realizador, quien presentó ayer el filme en Palma antes de su proyección, junto a dos miembros del elenco: Eva García-Vacas y Jorge Páez.

Galardones

La cueva tuvo repercusión también en el último Festival de Málaga, donde, en la sección ZonaCine, se alzó con tres galardones: Biznaga de Plata a la mejor película y a los mejores actor (Marcos Ortiz) y actriz (Eva García-Vacas). «La verdad es que no me lo esperaba, ni siquiera lo había imaginado», recuerda la intérprete, quien detalló, junto a su compañero de reparto, lo «duro» del rodaje en Formentera: «Era una cueva pequeña, como un laberinto, y yo, aunque soy hipocondríaca, dije que sí, pero no bajaba sin orfidal», bromea.

Sobre una posible secuela, «no lo descarto del todo, pero no lo creo, la historia tiene un final cerrado». Donde sí regresarán a la cueva será al otro lado del charco, en Estados Unidos, «pero allí rodarán en decorados, no se meten en cuevas».