Las recesiones obligan a mucha gente a posponer planes de maternidad. | Efe

TW
7

Se conoce por invierno demográfico la disminución extrema de la población con una tasa de natalidad menor a la de mortalidad, una perspectiva no muy alejada de la realidad de Baleares donde, en el primer semestre de 2019, los nacimientos cayeron hasta un 9,6 %.

El embriólogo clínico mallorquín, Rafael Trinchant, alerta ahora de que la tendencia puede ir a peor, pues así se ha evidenciado tras cada crisis económica. Durante el pasado mes de mayo, todavía en época de confinamiento, publicó un artículo científico en la revista Reproductive BioMedicine Online donde daba todos los detalles.

«Ya en la última crisis económica muchas personas pospusieron el tener hijos y al final tuvieron que acceder a reproducción asistida. Esperaron demasiado y necesitaron ayuda», explica este especialista que ahora trabaja en la clínica reproductiva IVI Mallorca donde, de hecho, «en el día a día vemos a pacientes afectados por la recesión del 2008 y su posterior resaca, que ahora ya pasan los 40 años y sus posibilidades de concebir se reducen».

La deducción es obvia, una crisis económica «priva la autonomía reproductiva de las personas», ya que cuando el momento de tener hijos vuelve a ser propicio «es demasiado tarde».

Rafael Trinchant advierte de que es «importante» que los diferentes gobiernos «tomen medidas» para que la crisis generada por la COVID tenga el «menor impacto demográfico». Además, recuerda que los derechos reproductivos que pasan por elegir el número de hijos, los medios con qué tenerlos o cuándo hacerlo están reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A día de hoy, la previsión es que vuelva a desplomarse la natalidad «peor que en la crisis de 2008», advierte. Y si se repite el escenario, «será un panorama desolador para España». Este especialista señala que uno de cada diez nacimientos en España son por reproducción asistida. «Es una cifra altísima pero es que en 2017 ya era del 8,5 %».

El estricto confinamiento que se hizo inició el mes de marzo en el Estado repercutirá en la economía del país y las previsiones apuntan, tal y como recoge el artículo, que sea peor que la envestida de 2008. A modo de comparación, este embriólogo indica que en esa época la tasa de crecimiento demográfico en España era del 1,5 % y en 2013 cayó al menos 0,33. «No fue hasta 2018, diez años después, cuando volvió al 1 %», señala.

Con una crisis económica se postergan las emancipaciones, el formar núcleos familiares y también el tener hijos. En la publicación, que recoge cifras a nivel estatal, cuenta que la mitad del 1.414.000 de mujeres españolas de entre 30 y 34 años no tenían hijos. Si, según el INE, un 5 % no los tiene por elección propia, quedan aproximadamente a unas 700.000 mujeres «potencialmente fértiles que podrían considerar la maternidad como una opción». Sin embargo, otra recesión económica golpea esta franja de población tendrá un mayor riesgo de subfertilidad. Al final, muchas de estas mujeres terminarán acudiendo a una clínica de reproducción asistida cuya actividad «ha ido creciendo anualmente. No ha bajado en ningún momento».

El principal problema de posponer la maternidad a según que edad es el «envejecimiento ovárico que dificultará tener hijos de forma natural».

Una de las conclusiones que se recogen es que conviene poner en marcha acciones a largo plazo para aliviar el declive demográfico, y que deben considerarse una inversión. «Los gobiernos están moralmente obligados a tomar medidas de acuerdo con esta situación para aliviar la carga que muchas parejas podrían enfrentar durante la próxima recesión y evitar en última instancia las unidades familiares sin hijos no deseadas», señala el escrito científico.