El pago con tarjeta se ha generalizado. | Freepik

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El debate sobre la 'propina a la americana' ha estado reclamando su buena parte de espacio en medios de comunicación y redes sociales en los últimos días. La mecha la prendieron las imágenes de facturas en las que el establecimiento sugería al cliente cuál sería el montante final en el caso de que decidiera dejar propina. La restauración balear tampoco es ajena a la implantación de un nuevo modelo en los cobros que no ven con malos ojos si se utiliza para paliar el bajón generalizado de las propinas en paralelo a la generalización de los pagos con tarjeta bancaria.

«Ahora el 80 % de los pagos en restaurantes se hacen con tarjeta o con el móvil». Alfonso Robledo, presidente de CAEB-Restauración, asume que los nuevos tiempos han impuesto otros hábitos para la clientela y que eso se ha acabado traduciendo, inevitablemente, en una caída de las propinas.
Aunque también se dan casos en que el propio cliente redondea al alza el pago o incluso deja esa parte del mismo en efectivo, por lo común «la gente se olvida». Por ello, señala, «cada vez hay más establecimientos que optan por sugerir esas cantidades en la cuenta».

De hecho, «los datáfonos que se comercializan hoy en día ya incorporan esa posibilidad». En su opinión, «la propina siempre ha de ser algo opcional e indicarla en la cuenta es algo que queda en manos de cada negocio», por lo que, como patronal, no van a adoptar ninguna posición que apuesta abiertamente por este u otro modelo de cobro.

Respecto a una posible planteamiento de la obligatoriedad de dejar propina por parte del establecimiento, la oposición es tajante. La postura oficial, remarca Robledo, se enmarca en la expresada por la patronal estatal, Hostelería de España, quien indica que «la propina es un gesto voluntario» y «extra» con el cual «el cliente premia por un servicio que considera bueno».

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Por otro lado, una de las principales aristas del debate se centraba en las voces que acusaban a los negocios del sector en querer compensar con esta práctica los bajos sueldos de sus empleados. «Eso es una chorrada», protesta Robledo. «Y más con la subida de los salarios que se han fijado aquí con el nuevo convenio de hostelería».

La propia patronal estatal señalaba que «los establecimientos de hostelería debemos preocuparnos por que nuestros clientes reciban un buen servicio y retribuir a nuestros trabajadores conforme a la normativa». Asimismo, recalca que la propina «no tiene nada que ver con la retribución salarial del empleado y en ningún caso se regula en contrato; la remuneración de los trabajadores se regula mediante convenios colectivos sectoriales que las organizaciones empresariales firman con los sindicatos».

César Amable, de PIMEM-Restauración menciona a cuestión referente a la problemática que en ocasiones genera la distribución de las propinas entre los empleados, las cuales «deberían ir sistemáticamente a todos los empleados tanto si se ha pagado en tarjeta como si se ha hecho en efectivo».

Desde la Asociación de Consumidores y Usuarios de Baleares (Consubal) se muestran en principio en contra de «cualquier vía con la que se pretenda inducir al cliente a dejar propina». Su presidente, Alfonso Rodríguez, recalca que el pago denbe ser siempre voluntario y sin inducción alguna, si bien entiende que le parecería bien como sistema para compensar las trabas que al respecto generan los pagos con tarjeta. «Siempre que sea para compensar el hecho de que la gente casi nunca lleva dinero en efectivo y también garantizando al cliente que ese dinero va a los trabajadores me parecería una buena fórmula».