Imagen de un Consell de Govern durante la pasada legislatura. | Pere Bota

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La primera consecuencia del cambio político que se vivió en Balears el pasado 28 de mayo es el cambio de protagonistas de la vida política balear. El cambio se percibirá en las nuevas políticas que ha anunciado el equipo de Marga Prohens, pero en primera instancia se nota en la renovación de caras de quienes están ahora al frente de las conselleries.

Ese vuelco ha supuesto la salida de quienes hasta hace dos meses dirigían la Comunitat Autònoma. El nuevo destino de quienes se han sentado durante estos años en el Consell de Govern es muy diferente según de qué partido hablemos y, básicamente, la clave es que casi todos los exmiembros del Govern del PSIB siguen en política.

El ejemplo más claro es el de la expresidenta balear, Francina Armengol. Ella tenía garantizada su continuidad en política pasara lo que pasara ya que formaba parte de las listas al Parlament, pero finalmente será diputada en el Congreso a partir de esta legislatura en caso, claro está, de que se pueda formar Gobierno y no haya nuevas elecciones a principios del año que viene.

De hecho, todos los consellers socialistas, con la excepción de Miquel Company, siguen en política. Company decidió no ir en las listas del PSIB y quedarse en Menorca, donde trabaja para una empresa privada. El resto de exconsellers socialistas continúan en política, ya sea como diputados ya sea en otra institución.

En el Parlament seguirán tres exconsellers de Armengol. Mercedes Garrido, exconsellera de Presidència, es la vicepresidenta segunda del Parlament, mientras que el exconseller de Turisme Iago Negueruela es el portavoz de los socialistas en la Cámara tras la renuncia de Armengol. Patricia Gómez, exconsellera de Salut, es diputada.

Otros tres socialistas que estuvieron en el Govern siguen en política, pero están en otras instituciones. Por ejemplo, la exresponsable de Hisenda, Rosario Sánchez, es la portavoz del PSIB en el Ajuntament de Palma, el mismo papel que hace Josep Marí, exconseller de Mobilitat, en el Consell d’Eivissa. De todos los exconsellers socialistas, el único que en esta legislatura tiene un cargo que implique gestión es el extitular d’Educació, Martí March, que es el nuevo alcalde de Pollença.

De hecho, son los consellers del PSIB los únicos que siguen en política de manera activa porque tanto los dos de Més como los dos de Podemos han dejado la primera línea política. De Més, Fina Santiago, exconsellera d’Afers Socials, es la única que ha vuelto a su antiguo puesto de trabajo. Es funcionaria del IMAS y allí ha vuelto tras dejar la Conselleria que ha ocupado estos últimos ocho años.

Su compañero de partido Miquel Mir, exconseller de Medi Ambient, es profesor asociado en la Universitat de les Illes Balears y en estos momentos es el único miembro del Consell de Govern que no tiene trabajo. Acaba de ser padre y, por el momento, se ha tomado un periodo de vacaciones, algo que hacía mucho tiempo que no disfrutaba. Miquel Mir asegura que su objetivo es volver al mundo de la investigación una vez que haya acabado este tiempo de desconexión.

Tampoco siguen en política ni trabajan los dos consellers de Podemos, pero su situación es diferente a la de Mir. Juan Pedro Yllanes, juez antes de entrar en política, se jubiló justo después de las elecciones. El exvicepresident del Govern ni siquiera se quedó en funciones ya que dimitió como miembro del Ejecutivo para poder jubilarse por completo.

También se ha jubilado la exconsellera d’Agricultura, Mae de la Concha, que, tras la dimisión de Francina Armengol, terminó ejerciendo las funciones de presidenta del Govern balear al ser la consellera de más edad ya que ningún otro conseller era diputado. De la Concha tenía una librería en Menorca antes de entrar en política, pero de momento ha preferido seguir viviendo en Mallorca, aunque no tiene su futuro definido del todo. Su plan era pasar una temporada en Asturias, donde vive su madre y buena parte de su familia.