José Manuel Valverde, médico de familia y sexólogo. | Sabrina Vidal

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«La disfunción eréctil es un factor de riesgo cardiovascular». Esta es la conclusión a la que llegó José Manuel Valverde, médico de familia y sexólogo de Palma, hace años, pero que sigue vigente en la actualidad. Esto se debe a que esta patología está motivada por el «atasco» de una arteria y del mismo modo que se da en la peneana puede producirse en otras. «La clave es que la peneana es más pequeña y cuando hay disfunción eréctil tenemos entre 3,5 y 7 años antes de que se produzca el infarto». Por tanto, la disfunción eréctil actúa como un 'chivato' de que algo no va bien y permite actuar para evitar que que se produzca una patología cardiaca.

«No solo tratamos la disfunción sino el riesgo cardiovascular y gracias a esto podemos evitar muchos eventos». En este punto, advierte que «los hombres, en general, no vienen mucho a la consulta médica y la disfunción eréctil nos sirve para advertir posibles patologías cardiovasculares». Por ello, insiste en la necesidad de tratar la disfunción eréctil, puesto que puede ser una alerta que da el cuerpo y puede evitar incluso la muerte. «La prevención y la oportunidad de hacerlo con tiempo son fundamentales».

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Valverde explica que la citada patología, en ocasiones mal llamada 'impotencia', es la «incapacidad repetida de alcanzar y mantener una erección suficientemente firme para mantener una relación sexual». En los varones de más edad, suele estar más motivada por una causa física: enfermedad, lesión o también un efecto secundario de otros fármacos. «Cualquier trastorno que cause lesión en los nervios o deteriore el flujo sanguíneo en el pene tiene el potencial de causar disfunción eréctil», señala Valverde. En este punto, expone que «la incidencia aumenta con la edad». Así, alrededor del 5 % de los hombres de 40 años y entre el 15 % y el 25 % de los hombres de 60 años experimentan la citada patología. No obstante, puede ocurrir a cualquier edad y hay malos hábitos de vida que la favorecen, tales como el tabaquismo, la mala alimentación, la obesidad, etc.. Afortunadamente, la disfunción eréctil es tratable a cualquier edad.

Valverde detalla que «la erección empieza con una estimulación sensorial o mental, o ambas. Los impulsos del cerebro y los nervios locales causan la relajación de los músculos de los cuerpos cavernosos, permitiendo que la sangre entre y llene los espacios. La sangre aumenta la presión en los cuerpos cavernosos produciendo el aumento de tamaño del pene». Los tratamientos médicos permiten llevar a cabo este proceso y los fármacos utilizados se denominan inhibidores de la fosfodiesterasa 5. En concreto, «mejoran los efectos del óxido nítrico, una sustancia química que produce el cuerpo y que relaja los músculos del pene. Esto aumenta el flujo sanguíneo y ayuda a que se produzca una erección relacionada con la actividad sexual».

El citado doctor anima a los afectados a acudir al médico de familia y precisa que en muchas ocasiones son sus parejas las que los motivan a realizar la consulta. «Muchas veces son las mujeres las que, cuando estamos terminando la consulta, les dicen a los maridos 'no tenías que contarle algo al médico'». No obstante, resalta que desde que se ha popularizado el uso de fármacos, como la viagra, es más habitual que los afectados soliciten tratamiento.