Turistas en la playa de Es Trenc. | P. Pellicer - Pilar Pellicer

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El Gobierno de España pulsará la opinión de los ciudadanos baleares sobre la masificación turística y el impacto negativo que consideran que tiene en sus vidas el crecimiento experimentado en los últimos años por el principal motor económico de la comunidad y de todo el país.

Palma y otros de los municipios más turísticos de las Islas -la capital balear está situada en el primero de los tres perfiles que conforman el estudio, el de alta intensidad turística- formarán parte de la selección de poblaciones -una treintena- en las que Turespaña desarrollará una encuesta para medir la sostenibilidad social del turismo en base a la percepción de los propios residentes. El objetivo es elaborar un corpus documental que sirva como fuente de consulta a la hora de analizar y dimensionar el problema y trazar las estrategias adecuadas para solventarlo o, en su defecto, suavizarlo.

Julio López Astor, subdirector general de Conocimiento y Estudios Turísticos y uno de los encargados de poner en marcha este proyecto piloto, explica que este ha nacido con la pretensión de «poner una capa científica al debate sobre la masificación turística y saber lo que piensa una mayoría silenciosa cuya opinión muchas veces no sale a la luz».

Las consultas -que se llevarán a cabo en los meses de agosto y noviembre (para la mayoría de municipios españoles meses de apogeo turístico y de inicio de la temporada baja, respectivamente)- se han diseñado tomando como referencia otros estudios realizados en el entorno europeo en los últimos años, coincidiendo con el auge del debate, el cual ha ido creciendo y avanzando hasta ocupar la primera línea en la lista de preocupaciones de gran parte del continente.

Concretamente, se ha realizado una revisión sistemática de un total de 64 estudios realizados desde 2011 con la problemática del overtourism en el punto de mira. Uno de los primeros referentes ha sido un informe de 2019 elaborado en Alemania, precisamente el primer mercado turístico balear y segundo para España.

Este proyecto de medición de la sostenibilidad del turismo, pionero en España y siguiendo la estela de otras iniciativas europeas, tiene como objetivo convertirse en «un hito de conocimiento», enmarcado en la investigación de Turespaña para minimizar los impactos negativos de la actividad turística en España y en sus regiones con un mayor peso específico de esta industria, entre ellas y en lugar destacado, el archipiélago balear.

«Es necesario desarrollar indicadores sencillos de interpretar, pero lo suficientemente representativos de la realidad subyacente que puedan servir en el futuro como referentes estadísticos en la medición de la sostenibilidad social del turismo», asevera López Astor. La aplicación más evidente de la información resultante: «modular y dirigir adecuadamente la promoción del turismo».

«Vamos a saber hasta qué opina la gente y cómo lo ve; lo más importante es entender en qué afecta a la población consultada en cada caso analizado, saber de donde viene esas afecciones y dimensionarlas», explica López Astor para resaltar que el estudio se pone en marcha justo en un momento de plena recuperación de la actividad turística, con el parón propiciado por la pandemia cada vez más diminuto en el retrovisor. Las preguntas gravitarán en torno a dos planos: cómo cree el encuestado que el turismo afecta a su comunidad y cómo cree que le afecta personalmente.

Primera oleada

Una primera oleada de los resultados debería estar a punto para ser compartida en la próxima Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR), en enero de 2025. La investigación se desarrollará en dos oleadas de 13.000 encuestas cada una.

Los cerca de 18 millones de turistas que Baleares recibió el año pasado (17,8 millones concretamente, según datos de Frontur) constituyen un récord histórico que además de confirmar la recuperación económica plantea serios problemas de sostenibilidad interiorizados por la ciudadanía, pero también por la clase política y la propia industria turística.

«No queremos batir récords cada año, sino mejorar la experiencia del turista y proteger el territorio», afirmaba esta misma semana el conseller de Turisme, Jaume Bauzà, en respuesta a una pregunta parlamentaria sobre las estrategias frente a la saturación. Bauzá -quien recalcó que este es un problema «aparecido» bajo el mandato socialista de las dos últimas legislaturas- defendió que con el actual Govern de Prohens se van a plantear «equilibrio y límites» en pro de la preservación del patrimonio medioambiental y de la convivencia entre residentes y turistas.

Las tareas de promoción, en ese sentido, se están enfocando desde hace años en el aumento del valor de las visitas, no del volumen. Desde el sector, la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), su presidenta, María Frontera, reivindicaba el pasado miércoles que la priorización del turismo de alto poder adquisitivo y el progresivo ahogamiento del visitante low cost por la desaparición de la oferta que antes le acogía. El sector hotelero defiende que los problemas de saturación, por otro lado, deben ser abordados desde una mejor gestión de los servicios, empezando por la movilidad.