Urko y Alba. El capitán del Menorca, todo coraje y productividad, ante un viejo conocido, Alex Alba - Javier

TW
0

Lo mejor que le podía suceder a este Menorca tristón tras último fiasco en Huesca, era toparse con el rival más endeble del campeonato, junto al Clínicas Rincón, o al menos esa es la impresión inequívoca que ofreció ayer el Tarragona despoblado. Así, el grupo de Berrocal pudo recuperar autoestima tanto en conjunto como en varias individualidades, -fue el caso de Coppenrath-, reservar a Arteaga en el banco, hacer partícipe a todo el equipo, incluido el joven Pardina, del cómodo triunfo.

La victoria mejorara su clasificación a la espera de la última jornada, el próximo viernes en Pamplona donde se jugará la tercera plaza, que es la cota máxima a la que puede aspirar después que anoche el Ford Burgos hiciera suya la segunda.

Entre la fragilidad del Tarragona, que justificó su clasificación a las primeras de cambio, y la intensidad con la que salió el Menorca al parquet, anotando sus dos primeras canastas en contraataque tras robo del balón, el partido se desequilibró de inmediato. La defensa individual ahogó a los catalanes, sin un referente claro ni interior ni exterior, y Coppenrath no halló oposición en la pintura en 10 minutos sin mácula. Con varios tiritos cómodos desde los tres metros el americano perforó la zaga visitante y el marcador se disparó (16-4, a 3 minutos del primer parón).

Berni Álvarez ya había detenido el partido, cambiado de base -Santana por Vanoostrum–,pí vot y alero, pero los errores de su equipo se sucedían y el Menorca jugaba, prácticamente a placer hasta cerrar el cuarto con un elocuente 22-10.

Nada cambió en la reanudación. La superioridad se mantuvo y la escasa competitividad del choque lo convertía en tedioso. Dos errores consecutivos del Menorca en su zona provocaron el enfado de Berrocal que en seguida detuvo el choque. Morentín tuvo minutos para jugar por el exterior, con Matalí y Urko por dentro, y dos triples de Bas agudizaron todavía más la diferencia que alcanzó su máxima expresión en los 22 puntos (42-20). Los fallos en el tiro del Tarragona eran constantes y el partido estaba listo al descanso con un demoledor 44-25.

La mínima réplica del Tarragona se mantuvo en la reanudación del juego, al tiempo que el Menorca Bàsquet mucho hacía con mantener un nivel notable de concentración e intensidad. Álvarez recurrió a la zona en este tercer acto, pero los triples de Jiménez y Bas la hicieron añicos, tanto como las penetraciones de Urko. El marcador se estiró y se estiró en medio de los bostezos e incluso, una técnica absurda a Llorca acabó por situar el luminoso en 62-35 al final del cuarto.

Los 30 puntos se superaron al inicio del último acto (67-35) aunque la mayor ovación se la llevó el aficionado que encestó desde el centro de la pista entre acto y acto o una anterior al exjugador Paul Shirley, presentando su libro en el centro de la pista junto al presidente, Benito Reynés,

Un triple de Schreider y otro de Santana provocaron un monumental enfado de Berrocal que llamó a capítulo a sus hombres en el tiempo muerto solicitado. El partido, en todo caso, no tenía más interés que el que pretendía su técnico, es decir, sostener la intensidad y practicar el próximo inicio del play off. Los últimos minutos no evitaron la comprensible relajación. Berrocal dio pista al joven Pardina, que anotó un triple, y el Tarragona redujo la diferencia sin más.