Breve historia. De los diez años de vida con los que cuenta el CB Es Castell, en la mayoría los equipos séniors han sido los protagonistas

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Esta es una historia bonita, de las que escasean en estos días y de las que quizás endulcen el dinero que cuesta el diario. Es el relato de la ilusión de cuatro amigos que compartían afición por el baloncesto y que un día decidieron citarse de nuevo para echar unas canastas, allá por el 2002. "¿Por qué no montamos un club de baloncesto en Es Castell?", preguntó al aire uno de ellos. Diez años y muchas dudas después el CB Es Castell es una tierna realidad, de aquellas que va cogiendo forma poco a poco.

Para hacer historia en la canasta no hace falta apellidarse Jordan, ni Navarro, ni Llull, ni lucir el '23' en la espalda. Basta con echarle horas, dedicación e imaginación, luchar por un sueño y, sobre todo, tener el valor de no dejar que se estropee. Tomeu Venrell corrió el riesgo y hoy sonríe. Lleva siendo el presidente del CB Es Castell desde el primer día, a las duras y a las maduras, como la temporada 2007-2008 cuando no pudieron sacar ningún equipo a competición porque sencillamente no había dinero. "De los inicios recuerdo que únicamente teníamos una pelota buena, sólo la utilizábamos el día de partido, el resto del tiempo entrenábamos con balones de los años 80", explica Venrell, que destaca el apoyo y la labor de Albert Conde y Jonathan Cutillas.

"Esta es la historia de un club atípico porque en lugar de empezar generando una escuela con los más pequeños, al principio solo competían con equipos sénior", narra Álvaro Vaquero que, junto con Tato Airós, son dos de los otros nombres claves para entender el crecimiento del CB Es Castell. Vaquero, técnico asistente del Menorca Bàsquet en sus años dorados, llegó al club para ser el coordinador, mientras que Airós es el director técnico.

Nada más aterrizar propusieron a Vanrell un proyecto para visitar las escuelas y buscar niños y niñas con los que nutrir un club que hasta el momento únicamente competía con los colores de sus adultos, chicos mayoritariamente, y chicas a partir de 2009. "El año pasado, el primero que hicimos la promoción en el colegio, reclutamos a 25 chicos, ahora ya somos 32 más los dos séniors", recalca Vaquero, que esta temporada lleva el femenino, además de los más pequeños, mientras el masculino lo lleva Carles Solà. El curso anterior llevó a los dos equipos mayores cuadrando horarios de una forma vertiginosa, "la buena planificación es la base".

El club no solo ha crecido a nivel de jugadores, sino también con colaboradores. Vanrell lidera una junta en la que también están Albert Conde y Tato Airós como vicepresidentes, Justo Fuentes como secretario, y Joan Mora y Jonathan Cutillas como vocales. "Cada uno tiene su cargo pero al final todos hacemos un poco de todo y nos apañamos", comenta el presidente.

Llegados a este punto, sobra decir que el club amarillo es más una familia que una entidad. "Desde el principio nos faltaba algo para dar ese paso y empezar a trabajar con los más pequeños, entonces aparecieron Álvaro y Tato y de momento todas las decisiones que hemos tomado han sido positivas", matiza Venrell, que además destaca que "la llegada de un grupo de jugadores que sintieron el club como algo suyo también ayudó a crecer". Porque con la que está cayendo pocas empresas ofrecen la mano al Es Castell aunque la que no duda ni un momento es el ayuntamiento, "nos dan muchas facilidades para organizarnos", relata Vaquero.

Las chicas son guerreras

El otro 'boom' social se dio con la llegada de un buen grupo de chicas al club en la temporada 2009-2010. "La verdad es que son fantásticas, tiene muchas ganas y siempre andan organizando eventos para recaudar fondos para el club, están muy implicadas y nos hacen el día a día más fácil", explica Venrell. Esa sonrisa que le han dado al club también la han puesto personas como Antonio Cuenca, ex delegado del Menorca Bàsquet, y miembro de la plantilla masculina: "Es alegría, es muy positivo y optimista y eso ayuda cuando hay algún bache, es capaz de arrastrar consigo a mucha gente".

La suerte, ni que fuera mínimamente, ha sonreído al club con la decisión del Ayuntamiento de construir un nuevo polideportivo. Lo que antes era una sola pista para compartir entre el baloncesto, el bádminton, el judo y la gimnasia ahora son tres pistas transversales y una grande. "Es un paso importantísimo para poder crecer y buscar nuevos equipos", palabra de Vaquero.

A pesar de la humildad con la que toman todas las decisiones a nivel institucional y casi familiar, el club es ambicioso. El año pasado organizaron un torneo en categoría júnior masculino al que acudieron algunos equipos de Cataluña y que resultó un éxito en todos los sentidos. Tanto, que este año se dará la segunda edición en Semana Santa y contará además con una competición para chicas. Pero, ¿cómo puede un club organizar una competición en una categoría para la que no tiene equipo? Fácil. La entidad tiene un convenio con el CB La Salle de Maó. Los júniors, ellos y ellas, de la entidad colegial entrenan y juegan con los mayores ya que no tienen equipo sénior.

Ahora falta que el CB Es Castell se ponga de moda. De momento lo ha hecho entre los padres y las madres ya que el incremento de público y de masa social ha sido notorio con la salida a competición de un equipo de iniciación, uno de premini y uno mini femenino. O lo que es lo mismo, las semillas de un proyecto sembrado que en un metafórico mañana o pasado mañana florecerán.