Ayer por la mañana visitamos a Alba Vargas en Ferreries. La jugadora, feliz por su regreso - J.F.G

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No ha sido una decisión ni mucho menos fácil, aunque ya lo llevaba sopesando muchos meses, e incluso lo admitió públicamente. Finalmente la pívot de Ferreries Alba Vargas deja el baloncesto profesional en activo tras haber llegado a debutar en el Sóller Bon Dia de la Liga Femenina 1 y haber sido una jugadora interior destacada en la Liga Femenina 2. La exjugadora esta pasada temporada del Pabellón Ourense de la categoría de plata española quiere dar carpetazo a su carrera deportiva y tomarse el baloncesto de otra forma, para disfrutarlo;por ello, jugará en el club de su pueblo y donde se formó, en el Club Bàsquet Ferreries de la Autonómica menorquina a las órdenes de Francesc Febrer.

Es muy clara Alba Vargas a la hora de esgrimir las causas que la han llevado a renunciar a seguir en la elite, con ofertas incluso este año de Liga Femenina 2 para continuar en activo. «El momento económico por el que atraviesa el baloncesto femenino es muy malo. Una joven de 18 años sí que debe salir fuera y jugar arriba y vivir la experiencia pero no yo, con 25 años ya», señala la menorquina, que añade que «ni mucho menos me compensa, tampoco en el ámbito personal. Por lo que renuncio totalmente y decidida al baloncesto profesional», exclamaba ayer segura desde la plaza Espanya de Ferreries.

Lo que para nada ha empujado a Vargas a retirarse ha sido su lesión de la pasada temporada y que la llevó a regresar a Menorca antes de hora. De hecho, tal y como reconoce la propia pívot, «estoy recuperadísima y mucho mejor de lo que me pensaba. Para nada ha influido el hecho de haber estado tiempo parada», admite. Incluso como nos manifiesta la nueva azulgrana, ha tenido ofertas tentadoras para continuar: «Así es. He tenido algunos clubes de la Liga Femenina 2 que se han interesado en mi situación y pese a saber de la dolencia que había atravesado recientemente».

Pese a su convencimiento total, Alba Vargas admite que no ha sido una decisión ni mucho menos sencilla. Según la jugadora de 184 centímetros, «fue muy difícil, a pesar de que la decisión la tomé el pasado mes de junio. No negaré que cuando llegó el mes de agosto y todo el mundo empezaba a entrenar... Llegué a dudar si había hecho lo correcto», cuenta.

Ya centrada y feliz por su regreso a la Isla, Vargas sabe que aquí «podré disfrutar con el Ferre, cuyo equipo me encanta, y practicar otros deportes y actividades. Además que los inviernos de la Isla me encantan. Parecen tonterías pero cuando marchas te das cuenta de lo que no puedes hacer».

Ahora Alba Vargas está centrada ya en su ocupación laboral, con la que disfruta mucho, y en disfrutar del baloncesto amateur. «Me lo paso muy bien en los entrenamientos y disfruto en casa», finaliza feliz. Otro modo de disfrutar el basket.