El presidente del Real Madrid Florentino Pérez y el escolta blanco Sergio Llull posando con el trofeo de campeones de la Copa del Rey | Efe

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«Llull, Llull, Llull» gritaron sus compañeros nada más acabar el partido rodeando al jugador mahonés en el centro de la pista tras haber anotado la canasta que dio la XXIV Copa del Rey al equipo Real Madrid. Ese mismo cántico, característico de la afición madridista cada vez que el menorquín destaca en un partido, se repitió en la mañana de ayer en la celebración del título copero y las visitas a las instituciones públicas y al patrocinador MTT Seguros.

Llull fue el más aclamado por los seguidores presentes en el exterior del ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, y también el más felicitado por Ana Botella, alcaldesa, e Ignacio González, presidente de la Comunidad.

No había superado todavía el crack mahonés el estado de euforia que le dejó absorto tras convertir esa canasta a una décima del final del partido ante el Barça pero Llull seguía en boca de todos. ««Para mí es un orgullo, es una canasta que recordaré toda mi vida con mucho cariño. Estoy muy contento por ello. Piensas pocas cosas, sabes que queda poco tiempo y solo queda tirar. Luego cuando la metes, es una sensación espectacular, una felicidad absoluta», opinó Sergio que ya acumula dos Copas del Rey, dos Ligas y dos Supercopas con el Real Madrid desde que llegó al club blanco en 2007.

Llull quiso destacar ayer a Sergio Rodríguez: «Casi todo el mérito es suyo. Él es el que sube el balón, el que lee la jugada y ve que le doblan y en seguida me la deja en la esquina. Ahí se acaba el tiempo y no queda otra que levantarla y por suerte entró». Rodríguez, por su parte, dijo ayer que «cuando ví como Llull cogía el balón y lanzaba sabía que iba dentro porque ese tiro siempre suele meterlo».