Bonmatí posa para este diario en un rincón de su casa | Javier Coll

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La Salle en dos periodos (88/89 y 93-96), Ferreries (92/93), posteriormente Jovent, Alcázar, Ciutadella... la cronología del último cuarto de siglo de una ingente porción del baloncesto insular se enhebra en torno a su figura. Y el maestro está de regreso. Por fortuna. Manel Bonmatí (Barcelona, 1960), tras prolongar un lustro su lapso de ausencia en los banquillos vuelve a sus orígenes para asumir la dirección del equipo júnior femenino del Jovent. Cantera, formación, implicación... una óptima combinación que Bonmatí hace tiempo convirtió en su libro de estilo.

Exigencias laborales y familiares dejaron su estancia en el Ciutadella '2009 en liga EBA como el último capítulo de su hoja de ruta, el mismo que ahora éste licenciado en psicología, profesor de secundaria en Cormar y apasionado de la literatura y el cine, reemprende destilando una «ilusión» desbordante. La Salle estudió su incorporación en mitad del curso previo, opción abortada por una pequeña parte de la directiva. Atrás en las semanas queda un ligero contacto con el Alcázar, «que no puede llamarse oferta», admite, y otro más pronunciado con Ciutadella, «en un intento por relanzar el baloncesto de allí, aunque finalmente ha sido imposible pues en principio no van a sacar equipo», relata Bonmatí.

Entonces, ¿por qué el Jovent?. «Tras la época de 'vacas gordas' como la que vivimos, la buena voluntad se demuestra ahora, en tiempo de 'vacas flacas'. Ahora es cuando hay que arrimar y el proyecto del Jovent me ilusiona y me convence, también por la posibilidad de trabajar de nuevo con Àngel Cardona y de volver a mis orígenes. Soy un entrenador de formación», desmenuza.


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