El pívot neerlandés del Hestia Menorca, Menno Dijkstra, hace un mate ante tres rivales | Gemma Andreu

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El Hestia Menorca se anotó este sábado noche, en un partido tan discreto como equilibrado, un triunfo sin brillo, el octavo que suscribe en la presente temporada, al superar al Torrons Vicens L’Hospitalet (53-47).

En una velada en la que predominó el desacierto y la imprecisión, sobre todo en la primera mitad –la mejoría tras el descanso aunque perceptible, fue tibia en términos generales– Oriol Pagès pudo conmemorar con triunfo (y liderato de grupo, compartido con Barça y Prat) su primer centenar de partidos como entrenador del equipo insular. De seguro que en el imaginario del preparador catalán, el triunfo visualizado para celebrar tan significativa cifra habría dispuesto otro perfil, pero dadas las circunstancias, y en función de la inercia que adquirió el partido en el último cuarto, no puede menos que felicitarse, tanto Pagès como el Hestia Menorca a pleno. No en vano, también procede reconocer como mérito el saber ganar desde el mal juego.

Imprecisión

El guarismo con el que se enterró el primer cuarto (10-6) ilustra lo que fue este, como también repercutió como el preámbulo de lo que aguardaba. Un duelo trabado, de ritmo entrecortado y exigua precisión ofensiva, en el que predominaron las pérdidas de balón (11 los locales; 17 los visitantes) y el bajo acierto. En ese marco, y ante un L’Hospitalet que antes del descanso presentó unos porcentajes de sonrojo, el bloque menorquín, recurriendo a un par de alardes de Otegui y Corbacho, fue capaz de abrir brecha de modo progresivo (15-6; 18-8; 25-10 de máxima, y 28-14 para alcanzar el intermedio).

Quizá por lo parco de su derroche o por la prontitud con la que el Hestia Menorca se elevó por encima de la decena de ventaja, se presumió un segundo tiempo amable, sin estridencias, pero L’Hospitalet detonó de inmediato esa impresión, aprisionando el marcador a poco de agotar el tercer parcial, 36-33, que finalmente terminó en +5 para el equipo menorquín (40-35).

En los albores del último cuarto L’Hospitalet consiguió el acierto que hasta entonces le fue esquivo, y con una ruptura de 0-12 –que abrió en los últimos instantes del parcial anterior– invirtió el registro y cobró su primera ventaja (de 40-33 a 40-45). Bassas hizo el 42-47 y ahí agotó el vigor del equipo catalán, incapaz de sumar un solo punto en los últimos cuatro minutos. Una concesión excesiva que el Hestia Menorca no malgastó. Dijkstra empató con un triple (47-47) y Otegui, desde el 4.60 (51-47), y Adri (53-47) cerraron un discreto triunfo en el último partido del año en Maó (Cornellà espera para dentro de 48 horas).