Armand Albarrán se dispone a anotar ayer por la línea de fondo en el encuentro celebrado en casa frente al insolente Barberà.  | Gemma Andreu

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Partido con muy poca historia el vivido ayer en el ‘Sergio Llull’ y en el que Pinta B Es Castell supo sacar provecho de su situación– salvado matemáticamente desde la semana pasada con su sonoro triunfo en Valls–, para someter a un Baricentro Barberà que aterrizó a la Isla presionado y en la UCI. De hecho, el aplastante 87-52 logrado por los chicos de Gino Rovellada deja al cuadro catalán virtualmente descendido de categoría mientras que los menorquines llegan a los dos dígitos, con su décima victoria en la casillero. Y además, el triunfo más plácido precisamente de los logrados este curso, jugando sin la imperiosa obligación del electrónico.

Un partido que ya quedó prácticamente visto para sentencia en el primer cuarto, con una salida en tromba en ataque de los locales, marcándose un gran parcial de 26-11 ante la inoperancia ofensiva visitante. Este, y el definitivo 26-7 del último periodo fueron una losa demasiado grande para los catalanes, que además, mediado el tercer cuarto se quedaban sin Bernat Álvarez, su jugador más valorado, por ver la segunda técnica del partido. Con 61-45 al acabar un tercer cuarto que tuvo momentos de descontrol en ambos lados y en el que los locales perdieron demasiados balones y dejando con un mínimo margen de vida al Barberà, ya en el último se volvió al +20, ya con el rival entregado.

Primeros 20 minutos

Y es que en el descanso ya tenía un color netamente menorquín con el 44-29 que reflejaba el electrónico y pese a que en el segundo cuarto Barberà igualó las fuerzas con su empate parcial a 18. Antes, en el primer cuarto y con un Jan Orfila amo y señor de la pintura y con Vasiliauskas de inicio, los de Rovellada se fueron hasta el 26-11, muy inspirados en ataque y ante un rival empecinado en devolvérselas– sin acierto– desde 6’75. Ya en el segundo cuarto, en sus primeros compases, el Pinta B– con defensas alternativas y a golpe de triple de Barrasa, Bulfoni y Llufriu–, se estiraba ya hasta el 36-15, con un Barberà desquiciado. Sin embargo, en unos minutos de corre calles en ambos lados y los visitantes mejorando atrás, maquillarían algo el resultado al descanso con un 0-7 testimonial, con dos técnicas incluidas de por medio.