Stojic, uno de los jugadores más emblemáticos de la SAD.

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Una década sin el Menorca Bàsquet. El 5 de julio de 2012, la SAD de Maó, el proyecto deportivo, y quizá más allá de ese ámbito incluso, más importante, impactante e icónico que la Isla nunca ha disfrutado, confirmaba su traumática desaparición e iniciaba su proceso de disolución.

El entonces presidente de la entidad, Benito Reynés, en una rueda de prensa expresamente convocada para confirmar tan dura noticia, anunció que tras agotar «todas las vías posibles», y apenas un mes después de que el equipo insular conquistara su tercer ascenso deportivo a la Liga ACB en un trecho de siete años (2005 y 2010, los anteriores y que sí cristalizaron en los despachos), el Menorca Bàsquet pasaba a ser historia.

Desprovisto de apoyo y respaldo económico, tanto de parte del enjambre institucional (local, insular y balear; de hecho, el Govern adeudaba un millón de euros al club, cuya viabilidad no se habría visto comprometida ni en riesgo de haber sido satisfecha esa deuda a tiempo) como del tejido empresarial, el Menorca Bàsquet, que había entrado en concurso de acreedores apenas un año antes, dejaba de respirar para, a la par, generar un solar, un vacío en el corazón del aficionado insular que ni tan solo el alumbramiento del actual Hestia Menorca, ocurrido en verano de 2016, ha conseguido llenar o suplantar.

Surgido en el seno de La Salle Mahón, una vez el club colegial se consolidó como la principal potencia del baloncesto menorquín y balear en mitad de los años 90 del siglo anterior, en verdad fue un acuerdo de patrocinio con el Consell lo que motivó el cambio de denominación, que pasó a ser Menorca Bàsquet, y que además coincidió con la irrupción del equipo en la recién creada LEB Oro, liga que sustituyó a la antigua Primera B como segunda categoría nacional.

Recorrido

Desde sus albores en la competición, el Menorca Bàsquet (Paco Llull, José Luis Sintes y Benito Reynés fueron sus presidentes, por ese orden) se erigió en uno de los conjuntos de referencia en la misma. Inolvidables todavía resultan aquellas veladas de viernes en el abarrotado ‘Poli’ de Maó, tanto como sorprendente la presencia con humildes y austeros proyectos del equipo menorquín en la final por el ascenso a la ACB en 1999, 2000, 2001... éxito que fructificó en realidad tangible en una histórica noche de mayo de 2005 en León.

Lo imposible se convirtió en real, con el añadido de que la Isla se estrenó en la ACB cuando la competición alcanzó su mayor esplendor (por el nivel de equipos y jugadores, por volumen económico...).

Con José Luis Sintes en la presidencia, Curro Segura en la banda y Mario Stojic como jugador más emblemático, se abordó la histórica irrupción en la primera liga, que contextualizó el 30 de octubre de 2005, ante Alicante en Bintaufa (pabellón construido en 100 días para acoger el sueño ACB) el primer triunfo, en la jornada 5. El primer partido, un mes antes, fue en Sevilla contra el Caja San Fernando de Lou Roe.

Semanas después cayeron el Barça, el Baskonia... devino la primera permanencia (en una inolvidable tarde dominical con el Manresa de Llull por rival) y en las temporadas siguentes prosiguieron ocurriendo lo que se eternizó como el ramillete de principales gestas del deporte (no solo baloncesto) menorquín, como aquella masiva migración de aficionados a Murcia para celebrar la permanencia de 2007, un nuevo triunfo sobre el Barça, ante la Penya... todo en un recinto, Bintaufa, que registraba lleno tras lleno (en enero de 2006, mil personas quedaron sin poder entrar a presenciar la histórica victoria contra el Tau).

El Menorca Bàsquet se mantuvo un cuatrienio ininterrumpido en ACB, bajó en 2009, volvió en 2010 (el único ascenso en la Isla), descendió de nuevo en 2011 y desapareció para siempre en 2012. Tan impensable resultó el nivel que alcanzó, como por contra sorprendente el como se le dejó morir hace ahora diez años.