Los jugadores aplauden a la afición menorquina tras terminar el partido | Josep Bagur Gomila

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La final de Copa LEB Plata ya es historia. El Hestia Menorca pereció en el umbral del título ante un poderoso UBU Tizona Burgos, que ganó el pasado sábado en Maó, 76-90, y por elevación confirmó que se trata, actualmente, del mejor equipo de la tercera categoría del país y gran candidato al ascenso a LEB Oro.

Un torneo de corto recorrido (en verdad, a un partido, si bien se entiende la primera mitad liguera como su fase clasificatoria) que delimita el ecuador de la temporada, con todo lo que ello conlleva, y que ha dejado varios apuntes y detalles. Son los ecos de la Copa.

Nivel

Este es el nivel. El Hestia Menorca, con la derrota que sufrió en la velada del pasado sábado, al margen de no poder celebrar el primer título de su historia, pudo comprobar y calibrar, de primera mano, el poderío y exigencia del segmento Oeste de la liga. El rigor que exigirá la batalla por el ascenso en suma. Puesto que el equipo burgalés, el más potente y equilibrado del ‘mapa LEB Plata’ bien podría repetir como rival del Menorca, en la final por el ascenso, allá por el mes de mayo. Al margen, cabe poner de relieve otro dato, y no intrascendente; equipos como el Rioverde Clavijo riojano o el Zornotza vasco, inmediatos perseguidores del Tizona en la clasificación, han competido, en sus duelos con el equipo burgalés de la primera vuelta, con una firmeza similar o tal vez superior a la del Menorca. En ese sentido, parece evidente, un año más, que el Oeste reúne mayor músculo competitivo que el Este, por lo que el Hestia Menorca, cuyo objetivo es «ser uno de los tres equipos» que ascienda, admitió su técnico, Javi Zamora, tras perder con el Burgos, ya ha podido tomar conciencia de lo que le aguardará en las eliminatorias.

Fundamental

Otro aspecto que ha revelado (o quizá confirmado) la Copa es la dependencia del Hestia Menorca en relación a Edwin Jackson. El francés, mejor anotador del equipo y de la liga, cuya participación en la final quedó abortada a pocas horas de que empezara la misma, es fundamental para el equipo (lo sería en cualquier otra plantilla de la categoría). Sin su concurso, da para ganar a equipos de perfil medio-bajo, pero para optar a lo máximo, su presencia es imprescindible. Al respecto, Javi Zamora precisó tras el partido del sábado que el colectivo es lo que prevalece, lo que realmente pone en valor al equipo, a la par que recordó, a modo de paradigma en ese sentido, que se ha sabido sobrevivir a la marcha de Kravtsov. Una certeza incuestionable. Pero lo que concede al grupo el exinternacional francés, en cifras y experiencia, y eso Zamora también lo reconoce, le hace sobresalir como un elemento absolutamente diferencial; determinante para poder abrazar las siglas de ‘Oro’ a la conclusión de la temporada.

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Arbitraje

Otro de los temas candentes de la final fue el arbitraje, en tanto que resultó de lo más paradójico que el Tizona, cuya defensa, asfixiante, física y pegajosa, de manos y brazos constantes, apenas dejara maniobrar al equipo insular, y eso solo repercutió en nueve tiros libres en favor del Hestia Menorca, mientras que el equipo burgalés acudió hasta 47 veces a la línea del 4.60 (anotando 31 puntos más en esa faceta que el conjunto insular). De lo más llamativo. El problema, desde una óptica menorquina, es que lo acontecido el sábado en la final no fue un hecho puntual, en tanto que en la visita al Class Sant Antoni, hace 20 días, en la jornada 15 de liga, también enmarcó una actuación arbitral de lo más rigurosa (no así para el rival). En duelos entre rivales de tan parejo potencial, el arbitraje, a menudo, aflora como un aspecto capital, y rara vez favorece al Hestia Menorca. Es de esperar que a medida que avance la temporada esa realidad se corrija.

Miskovic

El ala-pívot serbio proveniente del baloncesto heleno, Nikola Miskovic, debutó con el Hestia Menorca ante el Tizona. Cinco puntos con discretos porcentajes y un par de rebotes, su tarjeta de presentación en cuanto a cifras. Pero asumiendo que se trata de una pieza aún por encajar dentro del roster y que es un jugador falto de rodaje y desprovisto de ritmo de competición, se le vieron maneras. Tuvo movilidad, valentía y no se escondió. El desarrollo de la temporada dictaminará a cuanto alcanza su productividad y lo acertado de su fichaje, pero la primera impresión, sin permitir un solo partido una profunda radiografía, sí dejó entrever detalles positivos.

El campeón no sube

Una estadística de valor relativo, pero es cierto que en las últimas temporadas, el ganador de la Copa LEB Plata, no culmina el año ascendiendo. Todo apunta a que el Tizona, en función del plantel y nivel que atesora, reventará ese registro, pero la muestra, esa tendencia de los últimos tiempos, avala la teoría de que ganar la Copa implica un peaje. También otra cuestión; desde que se juega la final hasta el cierre del mercado pasará casi un mes, margen suficiente para que los clubes se refuercen acudiendo al mercado, lo que necesariamente propicia que los equipos y la realidad actual de la liga, se altere o pueda hacerlo en unas pocas semanas.

Pavelló

Y un último apartado que resaltar en relación a la final, aunque no por ello menos significativo; la gran entrada y el extraordinario ambiente que registró el Pavelló Menorca (más de 4.000 personas), que no recordaba una atmósfera similar desde la última temporada del extinto Menorca Bàsquet en la Liga ACB. De hecho, cabe remitirse a mayo de 2011, con motivo de la visita del Real Madrid de Sergio Llull, para poder comparar la fotografía actual con alguna más ancestral. Mérito incuestionable del actual equipo directivo y dirigente del Hestia Menorca, que ha sabido aprovechar el inmenso legado generado por la SAD que desapareció hace un decenio (como también, la gran tradición y afición de básquet que predomina en la Isla).

  Ningún evento en la Isla, ya sea de ámbito social o deportivo, ni de lejos se acerca a la capacidad de convocatoria que ostenta el Hestia Menorca en la actualidad. Tampoco entidad alguna en LEB Plata. La Copa voló a Burgos, pero magia del básquet, otra vez, ha conquistado la Isla. La gran victoria del Bàsquet Menorca.