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La falta de efectividad condenó al Sporting Mahonés en el Estadi Balear. El equipo mahonés se presentó en la Vía de Cintura con la intención de hacer tambalear los cimientos de uno de los gallitos de la categoría y de paso inaugurar su paupérrimo casillero de puntos a domicilio. Luis Elcacho planteó un partido para desactivar el juego de su rival y salir a la contra, decidiéndose el choque en la capacidad de definición de unos y de otros. Mientras a los locales le bastaron dos zarpazos del ex del Sevilla, Antoñito, los mahoneses se encontraron con la formidable actuación de Xavi Ginard, al que no pudieron batir ni desde los once metros, fallando Arkaitz Ruiz la acción más clara de los suyos.

Consciente de la calidad del rival y la fragilidad exhibida en las tres anteriores salidas, Elcacho, optó por reforzar el centro del campo, colocando a Medina junto a Camacho en el eje de la zaga y adelantado a Capó a la medular, formando un doble pivote inédito con Jeroni Coll. Soldevilla e Iray, las otras novedades en el once, ocuparon las alas, formando Berto por delante, como enlace de Arkaitz. Pero sólo trece minutos duró el entramado defensivo, los que tardaron los locales para quitar el balón a Iray en campo propio, proyectar un pase largo a la espalda de la defensa y que Antoñito ganará en velocidad a Camacho para superar a Eloy de tiro cruzado. Y eso que los de Maó tuvieron dos acciones para adelantarse, concretamente en las botas de Soldevilla, cuyo mano a mano lo desbarató Xavi, y Arkaitz, pero su disparo desde la frontal se marchó fuera.

El partido se ponía cuesta arriba aunque Soldevilla se fabricó una ocasión inmejorable en un balón que luchó en el área local y que derivó en que Xavi le derribara. El colegiado no lo dudó, penalti, pero el guardameta se redimió de su error y acertó la intención de Arkaitz, que lo tiró a su izquierda. Desaprovechó el Sporting una nueva oportunidad para meterse en el partido y eso ante un conjunto con mucha calidad, termina pagándose. Los de Siviero demostraron hechuras de equipo grande y su ambición les llevó a buscar el segundo ante la inoperancia ofensiva de los visitantes. El canterano del Barça, David Sánchez, fue el amo y señor del centro del campo. En una de las numerosas triangulaciones locales llegó el segundo, a la media hora de juego, cuando de nuevo Antoñito, de gatillo fácil, aprovechó un balón al espacio de Peter para superar por segunda vez a Eloy.

Movió el esquema Elcacho, colocando a Iray en la banda derecha y Berto en la izquierda, situando a Soldevilla como compañero de fatigas de Arkaitz primero y, poco después, dando entrada a Del Moral. Barreda cambió de lateral e Iray retrasó su posición, buscando la profundidad por la banda. Arkaitz falló en boca de gol a cabezazo de Barreda y antes del descanso, otro balón a la espalda a Perera pudo ser el tercero.

En la reanudación volvió a retocar el esquema Elcacho dando entrada a Goñi por Medina y el equipo mostró otra versión, con más intensidad. Precisamente Goñi tuvo en sus botas poder recortar diferencias pero Xavi desbarató su remate en área pequeña. No le quedaba otra al Sporting que ir al ataque, lo que aprovechó el Baleares para salir a la contra. Pudo sentenciar Antoñito pero lo evitó Eloy, poco después fue Abraham quien falló a puerta vacía y Bryan Angulo, cuyo disparo lo desvió ligeramente Eloy.

El equipo mahonés bajó los brazos y los locales se dedicaron a contener el resultado. Una internada de Izquierdo finalizó en un pase de la muerte que Perera envío incomprensiblemente alto. Se veía venir y finalmente llegó. David Sánchez robó un balón a Capó, último defensa, encaró a Eloy y con sangre fría, aguardó a que el meta se venciera, tras amagar el lanzamiento, para superarle con un toque sutil a media altura. Arkaitz y Corbella la tuvieron en las postrimerías del encuentro para marcar el tanto del honor, pero de nuevo se encontraron con un imbatible Xavi.

Cuarto partido lejos de Maó y cuarta derrota para los de Elcacho, que ofrecieron una imagen mejorada aunque con el mismo resultado que en los anteriores desplazamientos, es decir, derrota tras derrota.