Celebración. El Penya Ciutadella celebró su éxito que culmina una temporada completa - Cris Llufriu

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El Penya Ciutadella ya está entre los grandes del fútbol menorquín. Su triunfo de ayer ante el S'Horta en la vuelta de la eliminatoria final vale el primer ascenso de este club, ejemplar en el cuidado de la cantera, a la Tercera División. Tras las decepciones del fútbol sala femenino, y del juvenil nacional que se quedó sin ascenso pese a los muchos méritos que hizo para lograrlo, el equipo de Regional cumplió con el objetivo y con este triplete (Copa, Liga y ascenso), logra el mayor hito en la historia del club. Ascenso merecido que también necesitaba Ciutadella tras la marcha del Atlètic hace tres temporadas.

Con el pitido final la euforia se desató en Son Marçal, ducha de cava, 'gin amb limonada' para todos y los acordes del Jaleo. Inmensa alegría en un club, que hace años que hace las cosas bien y se merecía este salto a la categoría nacional también de su primer equipo.

El partido no fue especialmente brillante, y sólo la consecución de los goles lo animó. La primera parte fue bastante floja. Faltó ambiente en las gradas y, debido al marcador del partido de ida (0-0), ninguno de los dos equipos tenía la necesidad de ir decididamente a por el triunfo. De ahí que no se vieran apenas ocasiones de gol.

Le faltó ritmo al encuentro. La mínima iniciativa la llevó el Penya de Dani Mori pero le faltó concretar mejor los balones en la zona de tres cuartos. La primera buena oportunidad la tuvo Biel. Tras un saque de falta, el balón quedó muerto dentro del área pero el centrocampista azulón no empaló bien el esférico. Y la segunda y última, la tuvo Simonet, en un chut lejano que salió desviado.

El S'Horta, tampoco hizo nada del otro mundo y se limitó a tener la suerte en algún mal despeje de la defensa local. Sólo la velocidad de Julià parecía su arma para intentar el gol.

Si la primera no fue buena, el comienzo de la segunda no fue mejor. Pero el gol al cuarto de hora, y una jugada poco después cambiaron el partido. Saque de banda y Lluís que se hace con el balón para disparar al palo. Quel, atento, marca sin oposición. Júbilo en las gradas y el ascenso más cerca. Tres minutos después se allanaba más si cabe el camino. Encontronazo entre Nin y Marc, y expulsión del jugador mallorquín.

Con 1-0 y contra diez el partido no se podía escapar. Y casi sin tiempo para digerir los acontecimientos, llegó el segundo gol. Saque de esquina y Biel, desde la frontal, dibujaba una parábola perfecta que hacía inútil la estirada del guardameta visitante. Fiesta por todo lo alto. Ahí empezó a gustarse el campeón menorquín.

La última media hora sirvió para que se realizaran todos los cambios posibles, y para que la grada realizara los cantos típicos en estos casos. "Que bote el presidente", "a Tercera, oé", además de algún que otro "toc de fabiol".

Casi sobre la bocina, Nil, de espuela, en un balón muerto en el área chica, redondeó el marcador y fue a celebrarlo con el jugador Castro, que estaba en las gradas con el brazo escayolado tras habérselo fracturado en el partido de ida la semana pasada. Con el pitido final, abrazos, manteo al entrenador, Dani Mori, y las fiestas de Sant Joan que comienzan de la mejor forma posible para el club de Son Marçal.