CE Mercadal. El equipo de Yeray, con muchas bajas, perdió el sábado por goleada en el campo del Llosetense - Archivo

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Saldo negativo el de la jornada 23 para los equipos menorquines de la Tercera División. Aún sin disputar su partido por la incomparecencia del Andratx, el Penya Ciutadella no depende de si mismo para alcanzar la cuarta plaza aunque ganara ese choque aplazado puesto que el Llosetense, cuarto, ya le supera en 4 puntos. Y en lo que respecta al Mercadal, su caída clasificatoria se acentuó tras sufrir un inapelable 4-0 en el campo del Llosetense.

Estamos en el punto de inflexión del campeonato porque en estas jornadas quedará determinado el objetivo de los equipos hasta el final de Liga. Preocupa especialmente el CE Mercadal, que tras acumular únicamente 6 puntos en los últimos 9 partidos que ha jugado, de los que sólo ha ganado uno, ya se ha visto relegado a la plaza décimotercera, muy alejada de la prometedora quinta que llegó a ostentar en tres jornadas de la primera vuelta.

Visto el desarrollo del campeonato y la dinámica del grupo de Yeray Rodríguez, la necesidad de poner tierra de por medio respecto a las posiciones de descenso es ahora lo más acuciante. Siete puntos le separan de los puestos directos a Regional, pero la posibilidad real de que Binissalem, Constància e incluso Mallorca B pierdan la categoría de Segunda B a Tercera, eleva el peligro porque arrastrarían a otros tantos equipos de esta Liga hacia la Regional. La diferencia del Mercadal respecto a ellos es de 5 y 4 puntos.

Las causas que han provocado este bajón clasificatorio pasan por la pérdida de solvencia en los desplazamientos donde el equipo había obtenido muy buenos resultados en la primera vuelta que le permitían mitigar los efectos de sus continuos tropiezos en casa, en Sant Martí. Ahora, con las derrotas foráneas se han mantiene la ausencia de victorias al amparo de su propia afición, por el momento, y de ahí la pérdida de posiciones en la tabla clasificatoria.

Por tanto esa debe ser ya la primera meta del combinado mercadalense, es decir, huir del peligro, por pequeño que sea, y, posteriormente, una vez en la insípida zona de nadie, pelear por mejorar la clasificación en la medida de lo posible.