Biel ha enseñado a Bili, entre muchas otras cosas, a vivir con pasión el fútbol y el hijo también es entrenador en el Sporting - Javier Coll

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Habrá, como mínimo, un Llabrés en la final de la Copa Regional. Falta por decidir si será Biel o será Bili. Olo que es lo mismo, si llegará el padre, entrenador del Menorca, o el hijo, media punta del CCESant Lluís. Será una cuestión paterno filial con objetivos encontrados y la primera vez que se enfrenten en un campo de fútbol. El primer asalto tendrá lugar el domingo, a las 17.00 horas en el campo municipal de Ses Canaletes, en Sant Lluís. «Pase lo que pase, mi mujer será la ganadora porque tendrá a uno de los dos en la final», asegura el padre.

¿Algo ha cambiado desde que saben que se encontrarán el domingo? «Hasta que supimos que los dos íbamos a jugar en contra en las semifinales sí que solíamos hablar de cómo estaban nuestros equipos, cómo iban los entrenamientos y los partidos pero ahora ha cambiado, no nos decimos casi nada», asegura Bili, que además de jugador es entrenador del cadete del Sporting de Mahón. Biel, por su parte, matiza que no ha tenido problemas «en decirle que esta semana ha venido un nuevo jugador pero también es cierto que voy a esconder la estrategia». «Parece como si los dos estemos guardando nuestras armas», bromea Llabrés júnior.

En casa tienen a un actor neutral: mamá. «La última noticia que tengo de ella era que no iría a ningún partido porque está segura de que lo pasará mal», comenta Bili y su padre bromea: «Ella irá con mi hijo, a mí me tiene muy visto». Bromas aparte, «antes de saber que jugaríamos en contra ya hablamos que sea el resultado que sea a uno de la familia le irá bien y nos tendremos que alegrar, aunque al otro el mosqueo le dure unos días», sentencia Bili.

El destino ha querido que el debut en cuanto a enfrentamientos se dé en un marco tan exigente como el de la semifinal. «Pasará como cuando nos saludamos algunos entrenadores que nos deseamos suerte pero en realidad queremos ganar, nunca termina de ser del todo cierto», avisa el técnico azulgrana, mientras el talentoso jugador blanquiazul matiza, «nunca me fijo en lo que hace el entrenador rival, tampoco lo haré en esta semifinal». En este sentido, el jugador de 27 años, asegura que «cuando me entrenaba mi padre me tenía que esforzar más que nadie para demostrar que no jugaba por el simple hecho de ser el hijo del míster».

Donde sí han coincidido los Llabrés es en el mismo vestuario, lo que le permite a cada uno hablar con propiedad del otro. Para Bili, las principales virtudes del entrenador Llabrés son que «prepara las sesiones a conciencia y con antelación y las va cambiando semanalmente, además que tiene un buen trato con sus jugadores». El 'coach' se deshace en elogios hacia uno de los atacantes que tendrá que sufrir el domingo en el equipo rival: «es un jugador muy inteligente, con un buen toque de balón, creo que es bastante completo, se cuida mucho porque el fútbol es su pasión». Bili, de hecho, lleva un gol en su cuenta personal.

La forma de hablar de los dos es muy parecida. El mismo tono conciliador, las mismas ideas. «Espero que los dos partidos sean igualados pero sobre todo que haya mucha gente, que el ganador real sea el fútbol menorquín». Habla el padre. Lo piensa el hijo.

Para Biel, la principal referencia del conjunto de José Ángel Moyano es que «juegan muy ordenados, tienen un buen entrenador, que les ha imprimido mucha intensidad en cada acción, y en su rendimiento ha ido de menos a más en la competición». ¿La clave del duelo? «No te sabría decir, no he visto tanto al rival como para contestarte pero sí que he visto una evolución positiva». Bili cree que «será muy importante frenar a su principal amenaza ofensiva, Camacho, aunque estamos muy unidos como equipo y vamos a luchar hasta el final». El desenlace, el domingo.