El Mercadal sigue sin puntuar a domicilio. Este sábado estuvo cerca de conseguirlo pero sucumbió de forma dolorosa | M.A. Borràs

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El Mercadal sigue sin puntuar a domicilio tras cuatro desplazamientos. Este sábado, de nuevo en un horario poco habitual, estuvo cerca de conseguirlo pero sucumbió de forma dolorosa, en el tiempo de descuento y de penalti. Antes, encajó un gol tras un despiste defensivo que fue capaz de igualar y malogró dos balones en la madera.

Lluís Vidal dispuso de inicio dos líneas de cuatro, con Izan por delante de la defensa y Christopher como referencia en ataque. El equipo cedió el balón al rival y se esmeró en no conceder opciones atrás. Los de casa salieron con ganas y mucha movilidad aunque no pusieron en aprietos a Biel. Superado el ecuador de la primera mitad, el Mercadal empezó a mostrar sus cartas. A los 26 minutos una internada de Elliot por la izquierda llegó a las botas de Helenio en el segundo palo, impactando su disparo primero en Simón y a continuación en el larguero. Cuatro minutos después fue Christopher el que no acertó a conectar el balón preciso de Izan al saque de una falta. Perdonó primero el Mercadal y acto seguido el Santa Catalina, con un disparo de Adri al palo y un remate a bocajarro que desbarató Biel.

La reanudación empezó con un duro revés. Un balón a la espalda de un desubicado Juan Carlos lo aprovechó Juli para superar a Biel con un sutil cabezazo. Obligado por el resultado, el Mercadal se fue arriba y no tardó en generar peligro. En el 54 Christopher se sacó un disparo, escorado a la derecha, que impactó en la cruceta. Los acercamientos se sucedieron y en uno de ellos, el árbitro penalizó un agarrón de Luis a Biel que David no desperdició desde los once metros. Los de casa bajaron el ritmo y los de Sant Martí, con la inercia del tanto, lo aprovecharon para creer en la victoria. Sin embargo, las fuerzas se igualaron hasta la jugada clave del partido, con el tiempo más que cumplido: penalti de Biel, que le costó la expulsión, tras un disparo que impactó en los dos palos. El capitán Rubio no falló y dejo a los menorquines sin un merecido premio.