Elliot celebra el gol, segundo de falta directa, que significó el empate definitivo, ante el gesto desolado del técnico del Manacor | Gemma Andreu

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Elliot Galán fue osado, se la jugó, acertó por dos veces y salvó un punto de oro prácticamente sobre el pitido final. El atrevimiento que le faltó al Mercadal durante una hora de partido lo aportó el interior zurdo saliendo del banquillo en el minuto 53 con un marcador adverso (0-2) y resolviendo con puntería dos faltas directas sobre el marco del Manacor, que marchó incrédulo de Sant Martí cuando se veía con los tres puntos en el zurrón.

No es la primera ocasión en la que el jugador mahonés, que cumple su tercera temporada en el club del centro geográfico insular, ejecuta con tino este tipo de lanzamientos. Sin embargo, la facilidad para hallar la portería contraria en este tipo de situaciones sorprende aún más cuando el protagonista reconoce que «soy de los pocos que no ensayo para nada el lanzamiento de faltas en los entrenamientos».

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