Contraste. La decepción local contrasta con la alegría que de los 150 seguidores del Murense que acudieron a Maó para animar a los suyos | Javier Coll

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Sigue la maldición. La decepción sufrida por el Sporting de Mahón el pasado domingo ante el Murense, al fenecer en el umbral del ascenso a Tercera División, además de cercenar el sueño blanquiazul de obrar su primer ingreso en la categoría balear en su actual versión de club, abunda en una dinámica que durante los últimos seis años se ha mantenido inalterable para desgracia del fútbol menorquín; ningún representante de la Roqueta ha logrado ascender al cuarto nivel nacional desde que en junio de 2012 lo consiguiera el Penya Ciutadella.

Un lapso, sin precedentes por lo prolongado, desconocido en las casi cuatro décadas de existencia de la categoría balear en su formato actual (a partir de 1979), y cuya más evidente repercusión es la reducida cuota que presenta el fútbol menorquín en la misma, de involución paulatina en ese periodo, hasta limitarla a la excepción en que se ha convertido el Mercadal ?con presencia ininterrumpida en Tercera desde 2008/09.

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