Los balones utilizados jamás habían estado tan límpios y pulcros | EFE

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Alemania actuó este sábado como un banco de pruebas mundial. El mundo del fútbol depositó las miradas en los cinco partidos que sirvieron para reanudar la jornada 27 de la Bundesliga, torneo interrumpido por la pandemia del coronavirus desde el 8 de marzo pasado. Por fin, el balón volvió a rodar, pero nada fue como antes. El Borussia Dortmund-Schalke fue el encuentro más llamativo y acabó con victoria para el cuadro local por cuatro goles a cero. Bajo un estricto protocolo de salud que rige el frágil reinicio de la actividad —que incluyó la ausencia de público, máscaras para todos los presentes en el estadio menos los jugadores, y la prohibición de apretones de manos y celebraciones grupales— el Dortmund mostró todo su poderío 10 días antes de su trascendental partido ante el líder Bayern Munich.

También se disputaron otros cinco partidos más y en todos los escenarios se pudieron ver las mismas imágenes. Gradas vacías; los mismos sonidos: órdenes y gritos de los jugadores y la misma sensación de inquietud al ser el primer gran torneo que arranca con las nuevas normas de sanidad e higiene que son innegociables. Nada de salir los dos equipos juntos. De hecho los futbolistas comparecieron al campo como si de un entrenamiento se tratara. Nada de saludarse ni darse la mano ni tampoco ayudarse a levantar cuando uno está tendido sobre el césped.

Los goles del Dormund por ejemplo se quedaron sin celebración y solo algún bailoteo o algún toque de codo acompañaron el festejo. Lo dicho, un escenario vacío para un especáculo sin alma.

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Las toma de temperatura es también una obligación para todos los jugadores, técnicos y empleados antes de acceder a los vestuarios y las entrevistas a los protagonistas requieren casi de una ‘pértiga’ para sostener el micrófono y conseguir de esta forma que las distancias de seguridad entre periodista y entrevistado se cumplan a rajatabla. Los periodistas de los principales medios sí tuvieron acceso a la zona de prensa, pero ni mucho menos en un número acorde con la demanda. Apenas fueron diez en cada estadio donde ayer se jugó al fútbol.

Los balones utilizados jamás habían estado tan límpios y pulcros como este sábado y fueron sometidos a continuas friegas con desinfectante antes, durante y después de los encuentros.

Al final el Dormund se dirigió a una grada vacía para celebrar el triunfo a modo de homenaje a su afición. Así es el nuevo fútbol y así será la nueva Liga en España cuando esta a eso de día 12 de junio vuelva a abrir el telón.