Un balón reposa sobre el césped de Bintaufa, hogar del Sporting de Mahón, que en pocos días empezará su pretemporada; también Unión (el 17) y Sant Lluís (24, y el 25 el femenino) lo harán en breve; el Alaior y algunos otros ya han arrancado, pero de momento, sin amistosos.

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En años precedentes, entrado el mes de agosto, los equipos menorquines y la práctica totalidad de los existentes en el país, o bien ya habían empezado la pretemporada o en su defecto se aprestaban a hacerlo. Primeros entrenamientos, los correspondientes amistosos o torneos estivales, últimos retoques en plantilla… un recorrido y plan de trabajo elaborado con la finalidad de llegar en el mejor punto al arranque de curso, que por supuesto ya contaba fechas y calendario definido.

La pandemia del coronavirus, que empezó a brotar y a golpear en Europa en febrero por la vía transalpina –el flamante responsable de cantera del Mercadal, Nan Moll, fue testigo de excepción, al residir entonces en la ‘zona cero’ de Italia– haciéndose extensiva a España en marzo, aún hoy, avanzado el verano, persiste como una amenaza tan evidente que incluso tras precipitar –o abortar, según la lectura– el epílogo del ejercicio 2020, pone en serio riesgo el inicio y normal desarrollo del de 2021, y cuya consecuencia más evidente en el presente se ilustra por medio de la extraña pretemporada, casi inexistente realmente, que está padeciendo el fútbol local y nacional, sin posibilidad de poder concertar torneos preparatorios y con el inicio de los entrenamientos muy condicionado, suspendidos en ciertos casos o no comenzados, producto de la incertidumbre sanitaria en que se halla el país.

Hoja de ruta
No en vano, la Federación Española ha convocado para mañana lunes en reunión a los presidentes de las respectivas Territoriales. El objetivo es trazar una hoja de ruta común en todas las Comunidades Autónomas para diseñar el modelo de temporada, pero no solo en términos estrictamente deportivos, en tanto que la Española, consciente de la envergadura del problema, desea que los clubs del ámbito no profesional –Segunda B para abajo, incluyendo categorías de formación– puedan empezar la campaña 2021 sujetos a unas mínimas garantías sanitarias y jurídicas, puesto que si bien la coyuntura en 2020, de un modo u otro –eliminando descensos y promoviendo fases de ascenso exprés– ha podido resolverse, una segunda temporada consecutiva en un escenario similar, además de la sangría económica que volvería a significar, resultaría incontenible desde un prisma organizativo, ya que las competiciones no podrían soportar su estructuración con otro año sin descensos –lo que afecta igualmente, por ejemplo, a las categorías juveniles de ámbito nacional.

En esa línea, una de las posibilidades que se plantearán en el encuentro programado para mañana, y según informa el diario Marca, es que las ligas de Segunda B y Tercera dilaten su inicio hasta enero de 2021, lo que podría incluir los torneos sub 19 de carácter estatal (Villacarlos, Menorca, Alaior y Penya) o la liga femenina autonómica (en la que milita el Sant Lluís). Sin ser un hecho que de seguro se materialice –pero sobre el que sí se debatirá en el cónclave entre federativos–, su sola alusión ha generado malestar en varios clubs del mapa nacional –que pese a integrar ligas teóricamente no profesionales, sí cuentan con plantillas que responden a esa condición.

En lo que atañe al contexto insular, tal y como desveló en estas páginas el presidente de la JIM, Virgili Juaneda, el pasado día 5, los dirigentes del fútbol local, que en esencia dicen desconocer «lo que sucederá», manejan un pliego de posibilidades sobre el circuito regional, que abarca desde invertir el orden de disputa de Liga y Copa –el torneo de la regularidad, con certeza, se jugará primero– hasta diversas posibles fechas de inicio (Govern y Sanidad también influirán en ese sentido).

Otra opción, dadas las circunstancias, sería suprimir la Copa –Juaneda no se pronunció al respecto–, pero bajo cualquier concepto el itinerario competitivo susceptible de vertebrarse depende de lo que pueda plantearse o decidirse en la reunión de mañana instigada por la Federación Española (que la liga menorquina no exija desplazamientos al exterior podría favorecer una puesta en marcha anterior a enero, ya que no habrá interacción con otros enclaves; así, en la Isla se contempla que para octubre la competición podría encontrarse activa, sin ser ese un pronunciamiento oficial pero que sí ha llegado a los clubs, aunque a los conjuntos enfrascados en el marco nacional, también a la espera de una solución, no les valdría esa ‘coartada’, pero sí al resto de categorías autóctonas).

Pero sea como fuere, y por el momento, los clubs locales –algunos ya entrenan, otros no, pero no contemplan postergar su arranque haya o no pronta solución– siguen sin poder realizar una preparación acorde a lo que reclama una temporada deportiva al uso, y desconociendo la fecha de inicio del futuro curso. El año del virus, la pretemporada más extraña.