De izquierda a derecha, Pere Pons, Xavi Costa y Álex Riudavets, en su piso catalán, posan para este diario | A.R.

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Xavi, Álex y Pere son tres jóvenes menorquines que hace algo menos de un año emigraron a Cataluña para compaginar su pasión, el fútbol, con sus obligaciones –o motivaciones– académicas. Un recorrido o movimiento que emula al desarrollado con anterioridad por un ingente puñado de estudiante-deportistas nacidos en la Isla, pero que a la vez, en su caso, adquiere visos de experiencia novedosa; la covid así lo impone y un contexto que no hace tanto concentraba, además de las correspondientes responsabilidades, diversión, reuniones, fiestas universitarias o la forja de nuevas amistades en un nuevo hábitat geográfico, actualmente apenas concede, como escape a una rutina diaria totalmente supeditada a las restricciones anti virus, un resquicio para jugar y entrenar. Con certeza, el fútbol ha destacado como su ‘tabla de salvación’.

El punto de destino inicial fue el proyecto juvenil del histórico CE Sabadell, club que desde los años 60 acostumbró a integrar presencia menorquina en sus filas –Ramón Finestres, Domingo Roselló, el meta Joan Capó y más recientemente el zaguero Pedro Capó, por citar algunos–, en el que recalaron luego de haber ostentado un gran protagonismo en el mejor Villacarlos sub 19 de todos los tiempos y en División de Honor. Una vez instalados –el trío comparte piso en el Vallès Occidental–, Xavi optó por emprender rumbo al Cerdanyola, también en DH (al igual que el conjunto arlequinado). Los tres nos resumen su experiencia.

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