Varios jugadores del Menorca celebran la consecución de un gol, en un partido de este año en el Estadi Maonès. | Gemma Andreu

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La emoción en la Liga Regional insular se ha multiplicado de modo exponencial en apenas quince días, tanto como se ha reducido el favoritismo del CD Menorca, obviamente aún muy vigente, pero no incontestable. Lo que hace dos semanas se intuía como un casi seguro alirón azulgrana, pendiente el colectivo de David Roig de sumar un punto para certificar su conquista de modo matemático, se ha transformado en un nuevo escenario, con el CE Alaior al acecho y habiendo incrementado de modo evidente su ‘chance’.

El Menorca, pese a que malgastó en Es Migjorn Gran su segunda bala para hacerse con el título (un pinchazo también jalonado de infortunio, puesto que perder de penalti en el añadido no concibe otra lectura) no ha alterado su situación; un punto le convertirá en campeón, pero sí ha variado el contexto, puesto que el equipo mahonés, que no celebra un título liguero desde 1986 (entonces como CD Isleño, y que preludió su último ascenso a Tercera Balear; en 1972 cosechó el último como CD Menorca para subir a Tercera Nacional), ha pasado de disponer de tres a un partido para asegurar el éxito, el que disputará este sábado en su campo ante el Ferreries, puesto que en la jornada final le corresponderá descansar y será inviable que pueda sumar.

El Alaior, por su parte, único equipo con opciones de privar de la gloria al Menorca, debe jugar contra Atlético Villacarlos, penúltimo (hoy en Es Castell) y Penya Ciutadella, séptimo clasificado, en la jornada que cierra la liga. Los albinegros se encuentran a cinco puntos del conjunto mahonés en la clasificación, además del averaje, que es azulgrana (0-3 en Los Pinos; 1-1 en el Estadi), por lo que están obligados a ganar sendos encuentros, coyuntura que favorece la dinámica de sus dos rivales, que asimismo jugarán sin la motivación o la presión que sugiere el tener que pelear por un objetivo.

El Menorca será campeón si gana o empata ante el Ferre (que se encuentra enfrascado en plena pelea por conseguir una plaza en la fase de ascenso, si bien solo ha podido vencer en uno de sus últimos cinco compromisos), o si el Alaior no gana sus dos partidos. Pero un pleno de triunfos albinegro, combinado con otro pinchazo menorquinista, invertiría la situación y convertiría al Alaior que dirige Raül Capó en ganador del título.

Más emoción

Pero la incertidumbre en el circuito insular alcanza más allá de la pelea por ser campeón, pues de las cuatro plazas que conceden derecho a jugar la fase de ascenso a Tercera División, tres todavía no están definidas. De hecho, y aunque la opción es muy remota, hasta el Alaior, aspirante al primer lugar, podría verse relegado al quinto puesto (para lo que debería perder sus dos partidos y que sus perseguidores no fallaran), lo que pone en contexto lo abierto de la lucha.

Pero por lógica, Menorca y Alaior, deben estar en la fase de ascenso (resta por ver en que orden acceden a ella), UD Mahón, que es tercero a dos puntos de los albinegros, lo tiene muy encauzado, pero no cerrado, además de que no pierde de vista el subcampeonato (Sporting de Mahón, hoy, en Bintaufa y Sant Lluís, dentro de siete días, sus rivales), mientras que Migjorn y Ferreries, cuarto y quinto clasificado, empatan a 33 puntos y sobre el papel entre ellos se dirimirá la última plaza.

Sami, hoy, y Atlético Villacarlos, son los dos rivales con los que debe jugar el Migjorn. Menorca y también el Sami, el par de adversarios del Ferreries, que por añadidura ejerce de juez en la lucha por el título en una liga regional que, en parangón a lo vivido en el escenario insular a lo largo del bienio anterior (hegemonía absoluta del Mercadal), ha multiplicado la emoción para su tramo final de calendario en un grado exponencial